El momento de la verdad llegó, y Cohen estaba por salir a armar su pantalla profunda en Buenos Aires. Los pocos que estaban involucrados en su reclutamiento y capacitación, contaron que la despedida de su esposa y de su pequeña hija no fue fácil. Nadia no sabía a dónde viajaba. De forma acordada, para enmascarar el lugar donde se hallaría en el exterior, se determinó que un representante de la Unidad pasaría cartas entre Eli y su familia. La mayoría de esas cartas fueron escritas por anticipado, cuando Cohen todavía estaba en Israel, y él les marcó distintas fechas.
El 6 de febrero de 1961, a cuatro años de su llegada a Israel desde Egipto, Eli aterrizó en Buenos Aires y comenzó la etapa de armado de la pantalla, que se prolongaría aproximadamente medio año. Durante los primeros días, Cohen residió en el prestigioso hotel Waldorf, esperando el encuentro con Yehuda Cohen, su superior.
En Buenos Aires, Cohen creó vínculos con la comunidad siria local, y estaba entusiasmado por su éxito: “Me siento como en el cine”, informó a sus superiores. “A cada momento sobresale algo nuevo que no sabía…”
El primer encuentro entre Yehuda Cohen y Eli Cohen, tuvo lugar el 8 de febrero de 1961, en la confitería “La comedia”. Dado que la cita se prolongó y se temía que despertaran alguna sospecha, se trasladaron al café “La Paz”. Durante el período de residencia de Eli en Buenos Aires, ambos se encontraron muchas veces en esas dos confiterías.
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Bajo la identidad de Kamel Amin Thaabet, un prospero empresario textil, se volvió un habitué de la Embajada Siria en Argentina
(Ynet)
El máximo objetivo de la estadía en Buenos Aires era armar la historia -pantalla de Cohen- y penetrar en la comunidad siria que había establecido su residencia en la capital argentina. A tal fin, el agente Yehuda instruyó en profundidad a Cohen acerca de la ciudad y sus habitantes, los lugares de esparcimiento y reunión de la comunidad siria local, así como también arreglos de seguridad especiales. Fue advertido que hasta recibir los documentos argentinos – debe evitar visitar los barrios y clubes árabes. Según la impresión de Yehuda, en esos primeros encuentros, como informó a Israel, Cohen estaba sereno y atento.
Alquiló una vivienda en el corazón de Buenos Aires, y comenzó a estudiar castellano. En febrero de 1961, escribió a mano un informe que fue enviado al cuartel, donde señalaba, entre otras cosas, que “el ánimo está alto – en especial cuando el asunto empezó a moverse hacia la nueva documentación (se refería a los documentos de identidad argentinos – (R.B.) – todo está bien ahora y avanzo en los estudios, me dedico a la lectura y hago los deberes…”. Poco tiempo después el superior Yehuda Cohen envió un informe propio. “El nuevo alumno se integra muy bien y ya comenzó sus estudios”, escribió. “Seguramente terminará en un mes y medio”.
Posteriormente Cohen informó sobre un avance. “…Me ocupé de no destacarme (…) traté de no salir a lugares alejados o fuera de la ciudad (…) el estado de ánimo es alto. El tiempo pasa sin que lo sienta (…) Con respecto al idioma, avanzo rápidamente (…) casi no dejo el libro de idioma español (…) escucho la radio y leo el diario para mejorar el lenguaje”.
A mediados de abril de 1961, Eli Cohen recibió finalmente la documentación necesaria para su historia-pantalla: un documento de identidad, una libreta de enrolamiento y un pasaporte argentino. Todos emitidos a nombre de Kamal Amin T´abeth, el nombre pantalla de Cohen de ahora en adelante. Ahora era considerado un ciudadano argentino completo. ”Tengo en mis manos toda la documentación nueva que necesito”, escribió al cuartel en Tel Aviv, “cambié mi piel y me transformé en Kamal Amin T´abeth, musulmán nacido en Beirut, Líbano. Me trasladé a Alejandría con mis padres cuando tenía 3 años y en 1947 abandonamos Egipto hacia Italia y de allí a mediados del mes de febrero de 1948 inmigramos a Argentina (…) allí me encuentro desde entonces. Mis padres regresaron al Líbano y papá falleció allí (…) también mamá murió en el mismo año y me dejaron una herencia en el Líbano que espero recibir pronto”.
Cohen se mudó nuevamente, esta vez la vivienda fue inscripta a “su nombre”, como Kamal Amin T´abeth. Finalmente estaba preparado para comenzar a conocer a los miembros de la comunidad siria en la capital argentina.
