Durante su primera estadía en Damasco, de enero a julio de 1962, Cohen logró entablar contacto con más de 50 altos funcionarios sirios

Capitulo III: La estrella de Al-Masri

Los últimos días de Cohen en Argentina sirvieron para ajustar detalles de lo que sería su infiltración. Luego volvió a Israel, y cinco meses más tarde aterrizó en suelo sirio para comenzar con su operativo.

Ronen Bergman |
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El lugar central de encuentro de la bulliciosa comunidad siria en Buenos Aires, era el restaurante “Al-Masri”. Cohen empezó a frecuentarlo, y lentamente a entablar conversación con los asistentes. Uno de ellos era Iosif Ionen, conocido poeta libanés. Se hicieron amigos y Ionen invitó a “Kamal T´abeth” a salidas nocturnas en otros lugares. Allí Cohen conoció a más y más oriundos de Siria y gente clave de otros países. En “Al-Masri”, ya se había convertido en el centro de la noche. “Allí ya todos me conocen – le doy la mano a casi todos los presentes como si fuera un viejo amigo, y nos preparan la mejor mesa (me respetan mucho)”, escribió Cohen en un informe que envió a la Unidad 188 en junio de 1961.
Logró crear vínculos con muchas de las figuras destacadas de la comunidad siria, y a cada momento se sentía mejor dentro de su pantalla. “Me siento como en el cine”, escribió en el informe del mes de mayo. “A cada momento sobresale algo nuevo que no sabía (…) y a cada momento aprendo cosas nuevas y especialmente lugares, gente y costumbres que antes desconocía. Y cómo quisiera escribir lo que me sucede a cada instante. Podría escribir un libro entero (aunque lleno de errores de ortografía)”.
Mientras tanto, cuanto más profundizaba Cohen su pantalla en Argentina, en Israel empezaron a prepararse para su inserción en el destino: Siria. Se establecieron arreglos de contacto por radio y direcciones-pantalla (para recibir cartas desde Europa), fueron preparados medios para escribir cartas en código y escondites para los mismos. Los preparativos consistían principalmente en la instalación de la comunicación inalámbrica y su ocultamiento. En sus visitas a Israel, Cohen aprendió todo lo que era posible sobre los objetivos de alarma de guerra, los cuales debía seguir: la base del cuartel general sirio en Damasco, el taller militar central y otras bases alrededor de Damasco. Fue instruido acerca de señales que podrían marcar intenciones bélicas de parte de los sirios, como preparativos logísticos, movilización de vehículos y barcos, evacuación de hospitales civiles, suspensión de francos en el ejército, cancelación de cursos, reclutamiento de reservistas, movimientos militares, etc.
Mientras, en Buenos Aires, el agente Yehuda logró arreglarle a Cohen un trabajo administrativo en una empresa argentina de transportes. Al propietario y a los empleados también los conquistó con su simpatía, y rápidamente se incorporó a sus esparcimientos después del horario de trabajo. “Estado de ánimo alto (…) ahora estoy trabajando, me respetan mucho (…) piensan que tengo mucho dinero”, escribió Cohen al cuartel 188. “Y más aún me respetan ahora que les avisé que viajo a fin del mes próximo para traer dinero de allá (Líbano…) ahora estoy como dueño de casa y me invitan a salir con ellos (…) leo libros a la noche y perfecciono mi idioma oral – por escrito casi no cometo errores”.
Se acercaba el momento en que sería infiltrado a Siria, y Cohen se ocupaba de los últimos preparativos. Circulaba por otras agrupaciones árabes en Argentina, abrió una cuenta en el Banco Sirio-libanés, y comenzó a difundir entre sus numerosos conocidos, que quiere visitar Siria y Líbano “por motivos patrióticos”. Un momento antes, efectuó una visita a Israel. Para resumir la parte del armado de la pantalla, Yehuda Cohen escribió inequívocamente, que “se puede sintetizar el caso de “Menashe”, desde el punto de vista de su documentación y de su historia-pantalla, como el más exitoso de todos los que le antecedieron”. La franja de protección estaba lista.
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Eli Cohen
Eli Cohen
Durante su primera estadía en Damasco, de enero a julio de 1962, Cohen logró entablar contacto con más de 50 altos funcionarios sirios
(Ynet)
Primera transmisión desde Damasco
Cohen permaneció cinco meses con su familia en Israel, y mientras tanto hacía estrictos preparativos para su infiltración en Siria. En diciembre de 1961 sucedió: Voló desde Israel a Alemania, donde estuvo cinco días, entre otras cosas, para conocer al representante de la Unidad cuyo rol era armar infraestructuras para dar respaldo a los combatientes de la Unidad en los países árabes. Cohen obtuvo una infraestructura logística “particular”: una empresa cuya ocupación declarada era la importación y exportación de distintos productos. La empresa coincidía bien con la historia-pantalla, según la cual, Cohen es un empresario interesado en revisar posibilidades de inversión en Siria para un grupo de negociadores de Europa. Desde Alemania Cohen pasó a Zurich, donde se encontró con un representante de la jefatura de la Unidad, que traía de Israel medios para ocultar transmisores y otros equipos, que Cohen debería llevar consigo a Damasco. Según el registro del Mosad, Cohen abrió en Suiza una cuenta bancaria de donde extraería fondos para su accionar en el destino, y asimismo acordó con la gente de la Unidad 188 los arreglos de contacto telegráfico desde el destino. Llegaría a Damasco cargando en sus alforjas dos transmisores, códigos Morse, el equipo de sabotaje camuflado y un receptor “Sony” para captar mensajes desde Israel.
A comienzos de enero de 1962 Cohen se embarcó en el puerto de Génova, rumbo a Beirut. En su ruta, el barco llegó a Alejandría, donde, por alguna razón, Cohen descendió para recorrer por unas horas la ciudad, depositando su pasaporte argentino en manos de un oficial de policía egipcio. El paseo realizado en su ciudad natal, donde había sido arrestado hace algunos años, fue una irregularidad sumamente grave desde el punto de vista de la seguridad, y podía haber echado por tierra la misión. El informe del Mosad se refiere a ello con delicadeza: “Se desconoce si Eli mismo o quién, en la jefatura de la Unidad sabían de antemano, que el buque iba a anclar en el puerto de Alejandría, y no se encontró ninguna referencia al riesgo de que un combatiente pasee por las calles de una ciudad de donde fue expulsado por su origen judío, sólo cinco años antes”.
De todas maneras, esa visita transcurrió en paz, y sobre la cubierta del barco, Cohen continuó tejiendo lazos con gente de la elite siria. Uno de ellos era Maged Sheik Al-Ard, funcionario de la UNESCO y propietario de una finca agrícola en las proximidades de Damasco, de quien Cohen logró hacerse amigo, y salió a divertirse en Beirut esa misma noche. Al día siguiente ambos continuaron hasta Damasco en el automóvil particular de Al-Ard. Antes de salir al camino, Al-Ard telefoneó a su amigo, un oficial de la administración de seguridad general de Siria, para que se acerque a la frontera a fin de pasar sin revisación. La ironía del destino: Cohen ingresó a Damasco con la ayuda de la administración de seguridad siria.
En Damasco Eli alquiló una habitación en el hotel “Ambassador”, donde permaneció unas tres semanas, hasta que consiguiera una vivienda adecuada, cercana a la base del Cuartel General sirio, donde pudiera instalar y accionar una estación telegráfica. Finalmente la encontró: un apartamento amoblado, en el cuarto piso de un edificio en el barrio Romana. A mediados de febrero de 1962, envió Eli su primera transmisión desde el destino.
En el archivo del Mosad revelado ahora, figuran no menos de 50 nombres de altos funcionarios sirios, con quienes Cohen logró establecer contacto durante su primera estadía en Damasco (enero-julio de 1962). Esas personalidades, según el informe, “le servían como fuentes” (en la jerga de Inteligencia: gente de contacto con las fuentes – R.B.), y también le ayudaron a conocer Damasco y a arraigarse en ella. La lista era realmente impresionante, y entre otros, estaban Galel Al-Said, ex Primer Ministro de Siria; Mazi Zohar El-Din, sobrino del Comandante en Jefe del Ejército sirio, posteriormente Jefe del distrito de Idlib del ejército; George Salam Saif, un cristiano que había sido en el pasado Agregado de Prensa en el consulado sirio en Argentina y ahora era censor de la prensa árabe local y extranjera en Damasco, por lo que constituía un centro de información excelente. A propósito, el mismo Saif invitó una vez a Cohen a una entrevista en la radio siria, presentándolo como un patriota árabe argentino que retornó a su tierra. Cohen conoció también a Ahmed Hatem Al Kutuv, el propietario del departamento que alquilaba, de profesión abogado y funcionario jerárquico del Banco Central en Damasco, que se convirtió en una fuente de información económica; y a su hermano, Vajid, instructor de vuelo, que llevó a Cohen sobrevolando distintas zonas; a Adnán Al-Jabi, piloto de combate en una escuadrilla de aviones Mig de la base Dameir; a Khalil Adel Sfor, oficial con rango de teniente coronel, director del departamento de combustible en la comandancia de la zona de Damasco y muchos más. Esta fue su primera vuelta en Damasco, y debería prolongarse sólo tres meses. Pero Cohen solicitó extenderla. “…el hombre está asentado fuertemente en Damasco”, fue escrito en el informe del cuartel 188, “consigue muchas presentaciones y se siente excelente”.
El ciclo terminó y Cohen voló a Beirut, de allí al día siguiente a Bruselas, donde se encontró con el representante de la Unidad, y arribó a Israel unos días después. Se le efectuaron intensas indagatorias y se redactaron cuatro informes pormenorizados, según sus declaraciones: la actividad operativa, reseña de Inteligencia con respuestas detalladas respecto de la situación política interna, estados de ánimo, distintos círculos en Siria, posiciones con relación a la unión con Egipto, la oficialidad del ejército, informe preciso sobre las personalidades con las que estaba en contacto, etc. La primera salida de Cohen al destino fue resumida como exitosa: fue armada una “historia-pantalla” comercial, se encontró una vivienda cercana al cuartel general sirio, fue instalada y activada una estación telegráfica, se desarrollaron contactos y fue reunida información, que abarcaba actividad aérea en los cielos de Damasco, movimiento de tanques en la capital siria, preparación de escuadrillas de la Fuerza Aérea, etc. Las evaluaciones del Servicio de Inteligencia sobre la información que proveyó Cohen en este ciclo, oscilaban entre información que “confirma lo sabido” y “apoya” – e “innovadora”, “importante”.
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