Los principales directivos del club Beitar Jerusalem viajaron a Dubai y estamparon una firma histórica: vendieron al jeque Hamed Bin Khalifa el 50% de la propiedad de uno de los equipos más populares de Israel.
La delegación del Beitar fue liderada por Moshe Hogeg, propietario del club, y viajó para rubricar un acuerdo con un miembro de la familia real emiratí que se comprometió a invertir más de 300 millones de shekels (92 millones de dólares) en los próximos diez años.
El trato fue celebrado pocas semanas después de la firma de paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos y es la primera gran operación comercial que impactará con fuerza en el fútbol israelí.
“Bin Khalifa será mi compañero de equipo y yo seguiré siendo la figura principal”, explicó Hogeg sobre una decisión que despertó fuertes críticas de parte de La Familia, una agrupación de simpatizantes radicalizada con antecedentes de violencia y racismo contra sectores árabes israelíes.
Unas 100 personas vinculadas a esa agrupación se manifestaron por este acuerdo en el campo de entrenamientos del Beitar Jerusalem y colgaron una bandera con la leyenda “84 años no se compran con dinero”, en alusión a los años transcurridos desde la fundación del club.
El grupo de simpatizantes ingresó al campo de juego e interrumpió durante algunos minutos la práctica del plantel profesional de fútbol, en medio de cantos insultantes hacia Hogeg, Bin Kalhifa.
“Lucho contra el racismo desde el día uno, antes de saber que habría un acuerdo de paz. Debemos demostrar que musulmanes y judíos juntos pueden hacer cosas muy buenas”, aclaró Hogeg sobre la tensión que existe con La Familia.