Entre los numerosos trastornos que provocó el coronavirus en Israel, principalmente con daños salud y económicos, también afectó los planes de aquellas parejas que buscan casarse.
Aunque los salones de fiestas están cerrados, los casamientos en Israel están permitidos: simplemente hay que informarle al rabinato dónde se realizará la ceremonia de jupá y cuántos invitados habrá. ¿Pero qué ocurre con aquellos que buscan institucionalizar su relación no a través de leyes halájicas, sino por una vía civil?
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Primer paso para que Israel permita la celebración de casamientos civiles en su territorio.
(Shutterstock)
En Israel aquellos que no pueden o quieren casarse según las normas rabínicas, ya sea por motivos halájicos que lo impiden o porque no creen en la institución religiosa, solo pueden casarse en extranjero y luego validar ese matrimonio civil en el Ministerio del Interior. Pero el cierre de las fronteras internacionales, especialmente en un momento de severo rebrote de COVID-19 en el país, dejó sin alternativa a numerosas parejas que buscan casarse según sus creencias y verdades.
Sharren Haskel, parlamentaria del Likud, presentó esta semana un proyecto en la Knesset que podría ser una solución: su propuesta consiste en permitir la realización de casamientos civiles dentro de Israel, en las embajadas de los países extranjeros en donde las parejas tenían pensado viajar para casarse por vía civil.
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Propuesta para las parejas israelíes que no quieren casarse según las normas religiosas.
(Ynet)
Si bien el proyecto apunta a resolver una problemática originada por la pandemia, se trata de una propuesta de avanzada y socialmente digna, que soluciona un problema del Estado de Israel que solo permite casamientos religiosos y expone el absurdo que deben atravesar numerosos israelíes que deben casarse fuera del país, lejos de su familia y amigos.
Por eso, si se aprueba, a largo plazo también podría ser una solución adecuada para los que desean el matrimonio civil. Aunque sería solo un primer paso, ya que según esta ley los divorcios seguirán sometidos a las leyes religiosas. En el futuro se necesitará una propuesta más ambiciosa para que las parejas, ya sea para casarse o separarse, puedan hacerlo sin la aprobación obligada de una corte rabínica.