"Cuando tenía seis años, los pilotos alemanes bombardearon desde el aire el tren en el que escapábamos. Ahora, a mis 86 años, puedo conocer a pilotos israelíes que vienen a ayudar a los ancianos a construir una sucá para las fiestas”. Así describió María Buchman, de 86 años, quien emigró a Israel desde Ucrania hace cuatro años, lo que vivieron hoy en su residencia geriátrica.
La sucá, un gazebo que se construye de forma tradicional para celebrar la fiesta de Sucot, fue erigida por soldados y oficiales del escuadrón de entrenamiento 102º de la Fuerza Aérea de Israel, en colaboración con la organización filantrópica Fraternidad Internacional de Judíos y Cristianos.
"Es emocionante para mí saber que hay personas que nos protegen y nos cuidan"
María Buchman (86), residente del hogar
"Es emocionante para mí saber que hay personas que nos protegen y nos cuidan", agregó Buchman. "Agradezco a todos los hombres y mujeres que vinieron para construir la sucá. Cuando vi a los soldados, recordé mi infancia en Ucrania. Tenía seis años cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial y supimos muy pronto que debíamos evacuar hacia Kazajistán. Había tres trenes parados en la estación y de repente empezaron a caer las bombas desde los aviones alemanes”, recordó.
"Desde la ventana vi que los otros dos trenes comenzaron a incendiarse y solo el nuestro logró ponerse en marcha", repasó. “Fue una sensación de alivio que pudiéramos salir, pero luego nos dimos cuenta de que muchos de nuestros amigos murieron en los bombardeos. Como resultado de la experiencia traumática de lo que había visto dejé de hablar durante casi un año y tuve que ser hospitalizada. En Ucrania siempre celebré Sucot con la comunidad judía de mi ciudad natal, y me alegro de poder continuar esta tradición en Israel con la ayuda de los maravillosos soldados que vinieron a visitarnos”, concluyó.
"Salí al patio y me puso muy feliz ver a todos esos hombres y mujeres que invierten su tiempo y se acercan a nosotros para instalar la Sucá"
Michael Marenburg (70), residente del hogar
Michael Marenburg, de 70 años, tuvo hoy la oportunidad de ver cómo se arma una sucá por primera vez en su vida y conectar con el ambiente festivo. Sufre de problemas médicos, tiene dificultad para caminar y recientemente debió atravesar una cirugía compleja. Emigró a Israel desde Moldavia hace 29 años con su esposa y dos hijos. En los últimos años se ha quedado completamente solo. Sus hijos rara vez lo visitan y su contacto con el mundo exterior lo mantiene gracias a un cuidador que lo acompaña unas horas a la semana. "Salí al patio y me puso muy feliz ver a todos esos hombres y mujeres que invierten su tiempo y se acercan a nosotros para instalar la sucá", expresó. “Nos brindan una atención que extraño mucho”, agregó.
El teniente a cargo del Escuadrón 102, que participó en la construcción de la sucá, señaló: “Es un gran privilegio ayudar donde sea posible y ver a la gente sonriendo y disfrutando del trabajo que uno realiza. Fue una gran oportunidad para salir de la rutina y conocer gente a la que no vemos a diario, y que de otra forma estaría sola en esta celebración”.
La Fraternidad Internacional de Judíos y Cristianos publicó hace poco los resultados de un estudio realizado por el Instituto de Geocartografía que ofrece cifras alarmantes acerca de la soledad en que viven las personas mayores. Según el estudio, una cuarta parte de las personas mayores de 65 años están solas la mayor parte del día al menos cuatro días a la semana, y el 12% de los ancianos están solos la mayor parte o todo el día, todos los días.
Yael Eckstein, presidenta de la organización, sostuvo: “Sucot es una fiesta de solidaridad social. Asistimos a decenas de miles de personas mayores durante todo el año. Agradezco a los pilotos de las Fuerzas de Defensa de Israel por unirse al esfuerzo y al emocionante tributo a las personas mayores”.