"Sorprendí a mi esposo espiando mi teléfono sin permiso, ¿eso se considera violencia?". "Si no le respondo en un minuto se vuelve loco, pero dice que es sólo por preocupación". "Ella exige saber dónde estoy todo el tiempo, es una señal de que me ama, ¿no?". "Ella dice que me estoy imaginando, tal vez realmente no entendí lo que pasó..."
Estas frases pueden sonar familiares, ya que forman parte de la rutina diaria de muchas parejas. Pero para demasiadas personas ésta es una realidad engañosa e inquietante, parte de un círculo más amplio y violento. No se trata de violencia física o manifiesta, sino de violencia encubierta, silenciosa y confusa. Violencia que no deja marcas en el cuerpo, pero deja profundas fracturas en el alma.
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La violencia no siempre es física ni tiene por qué dejar marcas en el cuerpo.
(Shutterstock)
Cuando el amor se convierte en control
La violencia doméstica no se trata sólo de puñetazos o palabrotas. La violencia latente –emocional, psicológica, económica– penetra lentamente en las relaciones, a veces sin que la víctima sea consciente de ello. Estas formas de control dejan cicatrices que son difíciles de identificar, y aún más difíciles de admitir.
Precisamente para combatir este fenómeno, y a la luz del preocupante aumento de los casos de violencia doméstica desde el comienzo de la guerra Espadas de Hierro, la iniciativa "Butterfly Button" (Botón de la Mariposa) lanzó una innovadora campaña titulada "¿Es preocupación o control?", que tiene como objetivo romper el silencio que rodea la violencia encubierta y proporcionar herramientas para identificarla y hacerle frente.
"Butterfly Button" se conoce desde hace unos dos años gracias al discreto botón de ayuda que aparece en muchos sitios web, incluido Ynet, y proporciona una asistencia inmediata y discreta. Ahora, como parte de una colaboración con autoridades locales, empresas y organizaciones, la empresa está dando un paso más y lanzando una herramienta avanzada basada en inteligencia artificial: el bot "Betty".
Betty ayuda a entender lo que realmente está pasando
Betty, el nuevo bot de inteligencia artificial de "Butterfly Button", fue diseñado específicamente para diagnosticar situaciones de violencia encubierta en las relaciones. Betty, una experta virtual en violencia doméstica, utiliza modelos avanzados de procesamiento del lenguaje natural (PNL) e inteligencia artificial para analizar de forma instantánea y precisa el contenido de una conversación. A través del aprendizaje automático, identifica patrones sutiles de control emocional, psicológico y financiero, y también es capaz de diagnosticar situaciones de gaslighting que son muy difíciles de detectar de otra manera.
Al mismo tiempo, y desde la comprensión de lo delicado del tema, se puso especial énfasis en la privacidad y la seguridad de la información en el diseño tecnológico de Betty. Las llamadas están encriptadas de extremo a extremo, no se guardan después de su uso, lo que garantiza total discreción para los usuarios. Por lo tanto, incluso las personas que son monitoreadas de cerca por sus cónyuges pueden sentirse seguras al usar la herramienta y recibir ayuda en tiempo real.
El nuevo bot aparece en una campaña a gran escala, utilizando carteles que se han colgado en varios lugares públicos. Los carteles contienen un código QR que lleva a una conversación interactiva con Betty. La conversación está estructurada como una simulación, utilizando frases familiares de la vida, lo que permite a los usuarios examinar si se trata de un comportamiento saludable o de una señal de advertencia significativa.
"La gente no siempre entiende dónde está la línea", explican con el "Botón de la Mariposa". "Usamos frases de la vida misma, cuyo propósito es evocar empatía, ahí es donde comienza el cambio", añaden.
Gaslighting: la violencia Invisible
En el centro de la campaña está el reconocimiento de una de las formas de violencia más encubiertas y peligrosas: el gaslighting. La psicóloga clínica Hani Lorenzi Oren explica: "El gaslighting es una manipulación que daña la percepción de la realidad de la víctima. Conduce a la confusión y socava la confianza en uno mismo, y puede ser incluso más destructivo que la violencia física".
Nava (seudónimo), una estimada maestra de jardín de infantes de 45 años y madre de tres hijos, dice que vivió durante 18 años en una relación violenta sin siquiera ser consciente de ello. "Mi esposo controlaba cada detalle de mi vida: a qué hora llegaba a casa, qué me ponía, con quién hablaba, incluso qué veía en la televisión. Perdí por completo mi confianza y me convertí en una sombra de mí misma. Traté de convencerme de que era por amor y preocupación, pero la verdad era mucho más dura. Sólo cuando mis hijos empezaron a mostrar signos similares de miedo me di cuenta de que tenía que cambiar la situación y buscar ayuda".
Yuval (seudónimo), un gerente de proyectos de 38 años y padre de dos hijos, estaba seguro de que él era el problema en casa. "Durante años he escuchado que no era lo suficientemente bueno, que soy perezoso y que no me preocupo lo suficiente por mi familia. Cada intento que hice por mejorar fue recibido con más críticas y más exigencias. Ya no sabía quién era ni qué era lo correcto. Cuando llegué a terapia, descubrí que tiene un nombre: gaslighting. Fue la primera vez que vi mi realidad con claridad".