Claudia Sheinbaum, nieta de inmigrantes judíos de Lituania y Bulgaria, se convirtió en la candidata presidencial del partido gobernante, antes de la partida de López Obrador. Rara vez habla de su judaísmo, pero en el pasado dijo que cuando era niña observaba las fiestas judías. La rival que la espera: la empresaria indígena Xóchitl Gálvez, que viaja en bicicleta, no teme maldecir y dice que contra las organizaciones criminales "se necesitan ovarios".
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, completará su mandato de seis años en 2024, pero no podrá postularse para otro mandato porque las leyes electorales de México permiten que el presidente sirva sólo un mandato. Las encuestas indican que en la carrera para reemplazarlo su partido de izquierda y el de Sheinbaum tienen mucho más apoyo que la alianza de partidos de oposición que compiten en su contra.
Había seis contendientes en la carrera presidencial del partido oficialista, pero Sheinbaum era la favorita de las encuestas. La decisión sobre quién será el candidato para reemplazar a López Obrador la toma el partido no en una votación en las urnas, sino en encuestas de opinión. En este sistema de primarias, el 75% de peso se da a la pregunta de quién es el candidato preferido del público según las encuestas de la semana pasada, y el 25% de peso a la puntuación recibida por cada candidato en cinco medidas en las encuestas: honestidad, cercanía con la gente, conocimiento del país, cumplimiento de promesas y popularidad del público. Según una encuesta publicada previamente, Sheinbaum lideraba por un amplio margen en todas, excepto en la cuestión del reconocimiento estatal, sobre la cual otro candidato contaba con la ventaja.
Científica reservada, no representante de una minoría
El presidente López Obrador, quien dejará vacante el sillón presidencial el próximo año, es considerado por muchos como un populista, y a principios de este año enfrentó enormes protestas de la oposición, que lo acusó de promover medidas que socavan la democracia. Sin embargo, su índice de aprobación entre el público en general es muy alto, alrededor del 60%, lo que también ayuda a su partido antes de las elecciones de junio del próximo año.
Sheinbaum, de 61 años, es nieta de inmigrantes judíos de Bulgaria y Lituania, y la década pasada se convirtió en la primera persona judía en convertirse en alcaldesa de la Ciudad de México, una ciudad de 9 millones de personas, incluidos unos 45.000 judíos. Sheinbaum, una física que obtuvo un título en ingeniería eléctrica y trabajó para un organismo de la ONU que se ocupa del cambio climático, es conocida por su estilo moderado y cauteloso. Como parte de su campaña, prometió adherirse a las políticas de López Obrador, además de presentarse como una defensora de los pobres y las comunidades indígenas.
La cuestión del judaísmo de Sheinbaum es compleja. A menudo no habla públicamente sobre su origen étnico, y no se presenta como representante de ninguna minoría. Aunque en el pasado dijo que durante su infancia y adolescencia su familia solía conmemorar las fiestas judías, quienes la rodeaban dicen que el judaísmo no es una parte central de su vida, y que los valores de Sheinbaum están arraigados mucho más en la actividad política que en su judaísmo.
Su rival, vestimenta indígena y en bicicleta
La rival de Sheinbaum en la batalla presidencial será Xóchitl Gálvez, una empresaria de raíces indígenas que ganó las primarias de la alianza de partidos opositores Frente Amplio por México. Esta alianza incluye al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante 70 años, hasta el año 2000.
La entrada de Gálvez, de 60 años, como hija de padre indígena y madre mixta, sacudió la escena política. Su primer nombre significa "flor" en el idioma nativo Nawatal, y sus antecedentes la diferencian de las figuras tradicionales de la oposición conservadora. Usa ropa indígena, usa el lenguaje popular y no tiene miedo de condimentar sus palabras con maldiciones. En la capital, Ciudad de México, suele moverse en bicicleta.
Gálvez, ingeniera informática de profesión, ataca con frecuencia las políticas de seguridad de Obrador, que según ella han obstaculizado a México, la segunda economía más grande de América Latina, contra el crimen organizado. Entre otras cosas, declaró que contra las organizaciones criminales "necesitamos ovarios", es decir, mujeres que tomen las riendas del liderazgo. "Sheinbaum sólo quiere hacer las mismas cosas que hizo López Obrador: No quiero seguir apostando por los combustibles fósiles. No quiero seguir apostando por militarizar el país. No quiero seguir apostando por un sistema de salud que se derrumba. Conmigo, no habrá regresión en los derechos que la comunidad LGBT y las mujeres han ganado".