La Corte Suprema de Justicia de la Nación suscribió un convenio de colaboración con la Asociación de Abogados Judíos de la República Argentina y la Fundación Memoria del Holocausto, que administra el Museo del Holocausto de Buenos Aires.
La firma tuvo lugar este mediodía en la Sala de Audiencias del Máximo Tribunal, con la presencia de su presidente y titular del Consejo de la Magistratura de la Nación, Horacio Rosatti; los ministros Ricardo Lorenzetti y Manuel García-Mansilla; el presidente del Museo, Marcelo Mindlin; el titular de la Asociación de Abogados Judíos, Hernán Najenson, y el gran rabino de la AMIA, Eliahu Hamra.
El convenio tiene por fin “desarrollar y promover de manera conjunta actividades de cooperación, de capacitación, de investigación y de difusión”. En particular, “coordinar visitas programadas al Museo del Holocausto de Buenos Aires, ya sea en versión presencial o virtual, así como cualquier otra acción que pueda resultar de interés para ambas instituciones, en miras a fortalecer el desempeño de sus funciones o la consecución de sus fines institucionales”.
Durante el acto, Rosatti definió al Holocausto como “el retroceso moral más importante de la naturaleza humana” y subrayó el papel fundamental de los museos para preservar la memoria de eventos trágicos para la humanidad. Además, remarcó que no sólo las ciencias duras fueron utilizadas para justificar la creencia de una superioridad racial que motivó el exterminio de millones de personas: “Las leyes también acompañaron esta falacia, vinculando al prejuicio discriminatorio con la realidad”, dijo.
“Por eso no dudamos en vincular tan pronto nos fue propuesto a nuestra institución con el Museo del Holocausto. Porque los museos tienen un rol fundamental. Y sobre todo los museos de objetos. Quien ha recorrido el Museo del Holocausto no podrá si no impactarse fuertemente al ver vestimentas, brazaletes que estuvieron ahí en los años 30, en los años 40 en distintos campos de concentración. El objeto condensa, recuerda, simboliza y le permite al recuerdo mantenerse vigente. Y por eso la Corte también ha decidido crear su propio museo, un museo que va a recordar la importancia de la división de poderes, del poder judicial, de la institucionalidad en nuestro país que estuvo tantas veces interrumpida”, subrayó.
Rosatti resaltó: “Que el deslumbramiento ante los avances de la ciencia no nos haga olvidar que el progreso científico y el moral no siempre van de la mano. Recordar episodios históricos como el Holocausto nos sirve para no repetir el bochorno que significó retroceder tanto y tan lejos”.
Al iniciar el encuentro, el gran rabino de la AMIA, Eliahu Hamra, hizo un paralelismo entre la importancia del corazón y la justicia y subrayó que “la justicia no puede ser un mero mecanismo frio de normas y sanciones sino una expresión viva de la dignidad humana”.
Y en el contexto de la discriminación esto es crucial. La historia nos ha mostrado los peligros de cuando el derecho se aleja del imperio moral. El siglo XX nos dejó el ejemplo más extremo con la Shoa, con el Holocausto. No fue un solo ataque al pueblo judío, fue la negación misma de la humanidad. Y se hizo con la complicidad de leyes, tribunales y estructuras políticas que debieron haberlo evitado. Legitimaron la persecución”, afirmó.
Por su parte, Mindlin señaló: “Este convenio es un punto sobresaliente en la historia de nuestra institución. Que la Corte, y particularmente su presidente, nos acompañen en este día, nos da una enorme satisfacción y nos indica que éste es el camino a seguir para cumplir la misión del Museo de mantener viva la memoria de la Shoá”, agregó, y calificó a este acuerdo como “una importante señal de cara a la presidencia argentina de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto en 2026”.