Por “ejemplificar un liderazgo audaz y visionario en la lucha por la democracia en la región y por combatir al antisemitismo y el terrorismo”, el Comité Judío Estadounidense galardonó este año al Dr. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El Foro Global de esta influyente organización norteamericana resultó ser el marco propicio para reconocer al ex canciller uruguayo como “Campeón de la Democracia”, una distinción que, en diálogo exclusivo con Ynet Español, reconoció como un honor “pero también como una validación en sentido personal y profesional”.
Oriundo de Cerro Chato -una pequeña localidad del departamento de Paysandú, litoral oeste del Uruguay- supo desempeñarse como embajador de su país en China (2007-2010), coronando su carrera diplomática como ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de José Mujica (2010-2015).
“En un momento de tantas ambivalencias en cuanto a los juicios ideológicos y las posiciones en los diferentes temas, uno siempre tiene que estar aferrado a sus principios y valores, ese debe ser el ancla que lo guía a uno en la vida”, sostuvo Almagro.
Habiendo asumido hace ya más de cuatro años el liderazgo de la OEA, Almagro agregó además que esta condecoración “representa mucho en materia de reafirmarme que estoy posicionado donde debo estarlo. Cuando uno está del lado de una entidad tan respetable y respetada como el Comité Judío Estadounidense, entiende que está haciendo bien su trabajo y que nunca se debe cejar en los esfuerzos de construir más democracia y más derechos”.
En esa instancia, en su discurso de agradecimiento, y ante un auditorio cercano a los 2.500 asistentes entre líderes comunitarios y políticos de Estados Unidos y otros 50 países, Almagro no vaciló en señalar a Venezuela como una “sólida base de operaciones montada por Irán y Hezbollah”.
Consultado respecto a los riesgos que se corren en el continente americano a partir de esta descripción, Almagro establece contundentemente: “la base operativa que encontraron Hezbollah e Irán en el continente puede generar desestabilización en los sistemas políticos, operaciones de apoyo al terrorismo, más crimen organizado y actividades relacionadas".
"Que las dictaduras que tenemos en las Américas permitan y alienten una cabecera de puente para Irán y Hezbollah en la región es de una perversidad tremenda, no sólo porque afectan a la estabilidad y seguridad del continente, sino porque comprometen su futuro", enfatizó.
"Generar el contexto para que organizaciones terroristas como Hezbollah, el ELN, disidentes de las FARC, carteles de la droga, traficantes de metales preciosos, bandas organizadas, maras y demás expresiones del crimen operen en conjunto y coordinadamente genera “sinergias malditas”, si se me permite la expresión, que pueden comprometer la paz y el desarrollo de la región de modos exponencialmente peligrosos", reflexionó.
-¿Cuáles son las acciones que están al alcance de la OEA para mitigar ese tipo de vínculos? ¿Puede apelar al trabajo en conjunto con Israel en este sentido?
-Trabajamos constantemente para fortalecer la seguridad multidimensional de las Américas, lo hacemos a través del Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE), de la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD) y con los esfuerzos en contra del crimen organizado transnacional. Pero todos sabemos que el antídoto más fuerte contra este tipo de vínculos y actividades es contar con una región de democracias fuertes y donde la promoción y protección de los derechos humanos y el bienestar de sus habitantes sean la norma. Lamentablemente, hoy tenemos situaciones como las de Venezuela y Cuba que plantean desafíos gigantescos en una lucha que no podemos abandonar porque hoy tenemos en la región más de 40 millones de personas que viven bajo regímenes autocráticos. Y en esa lucha debemos estar todos quienes creemos que la política -nacional e internacional- sólo puede concebirse como un instrumento para llevar derechos, desarrollo y bienestar a la gente.
"Por supuesto que hay espacio para que Israel, como democracia con la cual compartimos valores y un modo de ver la vida, siga siendo un socio fundamental del sistema interamericano", reflexionó.
Luis Almagro hizo propicia la situación para comunicar la determinación de hacer propia para la OEA la definición de antisemitismo que la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) adoptó en 2015 y que establece: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos, que puede expresarse como odio hacia los judíos. Las manifestaciones retóricas y físicas de antisemitismo están dirigidas a individuos judíos o no judíos y/o sus propiedades, a instituciones comunitarias judías e instalaciones religiosas".
-¿Qué lo llevó a adoptar esa resolución?
-Un imperativo moral. Y a partir de ahí podría empezar a desagregar razones, pero es antes que nada eso, un imperativo que deriva del humanismo. Esta definición ya forma parte de las normas que rigen las actividades de la Secretaría General de la OEA y a partir de aquí trabajaremos con los países de la Organización para su adopción a nivel de los diferentes Estados.
Más aún, el excanciller uruguayo reconoce su preocupación respecto a los niveles de antisemitismo que se registran en el continente americano: “es uno de esos fenómenos tan odiosos que debe ser sofrenado desde sus formas más incipientes. Y es un trabajo constante, hay que permanentemente recordar y tener presente que el ser humano es capaz de gestos humanos de infinita grandeza pero también de la peor de las abyecciones.”
-¿Qué medidas concretas adoptará la OEA para combatirlo?
-Las medidas concretas tienen que ver con eso, con transformar en norma jurídica las definiciones, con mantener vivo el recuerdo de la atrocidad y con trabajar con las generaciones jóvenes para evitar que el vértigo de las sociedades modernas nos impida pensar y recordar. Debemos tener presente que el antisemitismo puede tener la forma de discriminación cotidiana pero también de los atentados terroristas más grandes. Tenemos que estar permanentemente alertas respecto a sus expresiones en todas las dinámicas sociales pero también en la dimensión política más elevada.
Además de su participación en el Foro Global del Comité Judío Estadounidense celebrado en Washington, Almagro también mantuvo encuentros con otras organizaciones vinculadas a la colectividad, tal es el caso de su última reunión en Buenos Aires con autoridades del Congreso Judío Latinoamericano en el pasado mes de mayo.
-¿Puede hablarse de una agenda de trabajo en común entre la OEA y este tipo de organizaciones vinculadas al judaísmo y a Israel?
-La agenda de trabajo común tiene la base más sólida posible que es la de ser parte de la misma comunidad de principios y valores culturales, a partir de allí vamos desarrollando acciones concretas como hemos hecho hasta ahora. Si se revisa mi agenda y mi cuenta de Twitter se verá que difícilmente haya un mes en que no participe en alguna actividad judía o emita algún mensaje de apoyo o iniciativa de liderazgo en este sentido. Israel y los valores de la colectividad judía son consustanciales al sistema interamericano, forman parte de las motivaciones por las cuales nuestras convicciones existen y de nuestra agenda de trabajo.
First published: 08:13, 07.08.19
