Israel indemnizará a las familias de niños, la mayoría de ellos yemeníes, desaparecidos en el país a principios de la década de 1950. Lo anunció en las últimas horas el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien hizo referencia a este "doloroso" episodio de la historia israelí.
Defensores de los derechos humanos y familias de inmigrantes judíos denuncian desde hace décadas que miles de bebés fueron robados a sus padres biológicos tras la creación de Israel en 1948. Según ellos, estos bebés, muchos de ellos oriundos de Yemen, fueron dados a parejas de judíos askenazís que vivían en Israel o en el extranjero.
Los médicos decían, entonces, a los padres que sus hijos habían muerto durante el parto y no les daban el cuerpo. Este sombrío caso desembocó en acusaciones de racismo y "discriminación" por parte de judíos sefarditas (oriundos de España y de los países del Magreb y de Oriente Medio) contra la clase dominante israelí.
"Ha llegado el momento de que el sufrimiento de las familias a las que les quitaron sus bebés sea reconocido por el Estado (...) y que sean indemnizadas", aseguró Netanyahu en un comunicado. Sin embargo, reconoció que el dinero no reparará el "terrible" e "insoportable sufrimiento" de las familias procedentes de Yemen y de otros países árabes y de los Balcanes.
El Estado destinará cerca de 50 millones de dólares para indemnizar a los damnificados. Las familias de niños supuestamente muertos pero que se desconoce donde habrían sido enterrados recibirán unos 45.000 dólares, mientras que las familias que ignoran el paradero de sus descendientes percibirán 61.000 dólares, indicó el lunes el ministro de Finanzas, Israel Katz.
"El Estado intenta silenciar a las familias con indemnizaciones ridículas y parciales sin reconocer su responsabilidad en lo que sucedió", criticó en su cuenta de Facebook la asociación Ahim Vekayamim, que reúne a las familias de niños desaparecidos.
Netanyahu ya se mostró favorable en 2016 a examinar los archivos sobre este caso, a pesar de tratarse de documentos clasificados hasta 2031. Varias investigaciones oficiales llegaron a la conclusión de que la mayoría de los niños desaparecidos murieron debido a las malas condiciones sanitarias de los campamentos donde se instalaron sus familias.
Tras la fundación del Estado de Israel, las autoridades crearon campos de migrantes para acoger a los miles de judíos que llegaron entonces a territorio israelí, entre los que hubo unos 30.000 yemeníes. La justicia israelí autorizó en 2018 la apertura de tumbas de niños judíos muertos a principios de la década de 1950, además de la realización de análisis genéticos para aclarar estas desapariciones.