Los parlamentarios israelíes rechazaron este martes un compromiso sobre el presupuesto del Estado, con lo que aumentan las probabilidades de disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.
La campaña de vacunación contra el COVID-19 acaba de empezar en Israel y el país podría volver a las urnas, por cuarta vez en menos de dos años, tras tres duelos que no lograron un vencedor claro entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Benny Gantz.
En su ultimo enfrentamiento electoral, en marzo pasado, los dos hombres habían logrado dejar sus diferencias de lado y formar un gobierno de "unidad y urgencia" para hacer frente a la crisis sanitaria poniendo fin a la crisis política más larga de la historia del Estado hebreo.
El acuerdo incluía una rotación del puesto de primer ministro y estipulaba que el gobierno adoptaría un único presupuesto para dos años (2020 y 2021), pero el partido Likud, de Netanyahu, propuso votar dos presupuestos diferentes, lo que la formación Kajol Labán de Gantz ha rechazado.
Este punto se ha convertido en el talón de Aquiles de la coalición y también en el detonante de las tensiones entre Netanyahu y Gantz.
Se ha aplazado hasta el 23 de diciembre la votación del presupuesto. Si para entonces no se ha adoptado dicho presupuesto, la Knesset se disolverá automáticamente y se convocarán nuevas elecciones para finales de marzo de 2021.
"Levantamiento judicial"
En un intento de desatascar la crisis, el partido de Gantz propuso en las últimas horas que se atrase la adopción del presupuesto del 2020 para el 31 de diciembre y la del 2021 al 5 de enero.
Pero en una votación en la madrugada del martes, 49 diputados votaron en contra de este proyecto y 47 a favor. Tras el rechazo de esta propuesta, los diputados israelíes tendrán que proponer antes de que acabe la jornada un nuevo compromiso si quieren evitar nuevas elecciones.
Tres parlamentarios de Kajol Labán -Asaf Zamir, Miki Haimovich y Ram Shefa- y una integrante del Likud, Michal Shir, votaron en contra.
Otra parlamentaria del Likud, Sharren Haskel, estuvo ausente de la votación y no respondió a las llamadas de los líderes de la coalición.
Poco antes de este voto, Netanyahu, que tendrá que comparecer a principios de año en un juicio por corrupción, malversación y abuso de poder, había acusado a Gantz de urdir un "levantamiento judicial".
Según el primer ministro, Gantz desea conferir al ministro de Justicia, Avi Nissenkorn, miembro de la formación centrista Kajol Labán, un papel demasiado importante en la designación de jueces y fiscales que "violaría" su acuerdo de gobierno de unidad.
"No queremos elecciones (...) pero si nos imponen nuevas elecciones, las ganaremos", declaró Netanyahu.
División de la derecha
Su antiguo ministro Gideon Saar anunció en diciembre la creación de su propia formación Tikva Hadasha (Nueva Esperanza), abiertamente escorada a la derecha, y a la que los sondeos otorgan la segunda posición en intención de voto.
Aunque el Likud lidera los sondeos, la aparición de este nuevo partido y la subida de la formación derechista Yamina de otro antiguo ministro, Naftali Bennett, le restarían votos a Netanyahu y podrían complicar el juego de las alianzas poselectorales.
Por su lado, el antiguo jefe del Ejército, Benny Gantz, ha visto cómo se han diluido sus apoyos.
Pero a unas horas del fin del plazo del 23 de diciembre, el interrogante de si logrará este compromiso, sigue abierto.