Con el 87,5% de los votos escrutados, el bloque de derecha-ultraortodoxo encabezado por el Likud, del primer ministro Benjamín Netanyahu, obtiene 59 de los 61 escaños necesarios en la Knesset para establecer una coalición de gobierno, incluso con el apoyo de Yamina, de Naftali Bennett.
Si los resultados se mantienen, el estancamiento político continuaría, lo que podría llevar a Israel a una quinta ronda electoral en solo dos años, un hecho sin precedentes en la historia del país.
El último recuento no incluye los sobres dobles, es decir, los votos de pacientes con coronavirus, soldados e israelíes en el extranjero.
Según los últimos resultados, el Likud recibe 30 escaños, Yesh Atid 17, Shas 9, Kajol Labán 8, Yahadut Hatora Hameuhedet 7, Avodá 7, Yamina 7, Yisrael Beiteinu 7, Hatzionut Hadatit 6, Hareshima Hameshutefet 6, Tikva Hadasha 6 , Meretz 6 y Raam 5.
El pequeño partido árabe Raam, que sorprendentemente ha desarrollado lazos con Netanyahu y no ha descartado unirse a su gobierno de derecha, en un principio parecía que no superaría la cláusula de barrera para ingresar a la Knesset, pero la situación comenzó a cambiar a medida que avanzaba el conteo de votos, y todo parece indicar que formará parte del Parlamento israelí.
En caso de que el bloque del Likud no obtenga los 61 escaños necesarios para formar gobierno, los votos de Raam serían fundamentales para establecer una coalición liderada por Benjamín Netanyahu. El líder del partido árabe, Mansour Abbas, no ha descartado unirse al bloque liderado por el primer ministro, por lo que en caso de hacerlo, sería la primera vez en la historia de Israel que una facción árabe forme parte de un gobierno de derecha.
Según los datos que muestran la distribución de los votos en todo el país, Yesh Atid, de Yair Lapid, está a la cabeza en las ciudades del centro del país, mientras que el Likud lidera en el sur y el norte, con la excepción de Haifa, donde el voto parece estar dividido.
En Jerusalem, Yahadut Hatora Hameuhedet es el partido que hasta ahora ha obtenido la mayoría de los votos, seguido de cerca por el Likud.
Mientras tanto, en un discurso a sus seguidores, Bennett no dijo si formaría parte de una coalición establecida por Netanyahu. Prometió promover los valores de la derecha, pero también criticó al primer ministro.
Bennet manifestó que llevaría al país "de un liderazgo interesado en sí mismo a un liderazgo profesional que se preocupa".
El exministro de Educación y de Defensa indicó que las negociaciones con Netanyahu serían duras, y que exigiría importantes ministerios del gabinete y quizás incluso un acuerdo para un establecer un gobierno de rotación en el que él pueda ocupar el cargo de primer ministro durante un período de tiempo.