El director del Mossad, David Barnea, ordenó este martes al equipo al mando de las negociaciones y a la delegación del Shin Bet que regresaran a Israel después de las conversaciones por los rehenes en Catar fracasaran.
Un alto funcionario del gobierno aseguró que Benjamín Netanyahu "estableció líneas rojas claras", más allá de las cuales era evidente que ya no se podía avanzar, lo que llevó a la decisión de traer a la delegación de regreso a casa.
Los equipos estuvieron en Catar durante diez días, negociando entre partes.
Según una declaración de la Oficina del Primer Ministro, "la postura de Hamás demuestra que no están interesados en continuar el proceso de negociación y establecimiento de acuerdos. Este es un testimonio lamentable de los daños causados por la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU".
"Hamás rechazó una vez más cualquier oferta de compromiso iniciada por los Estados Unidos y reiteró sus exigencias extremas: fin inmediato de la guerra, una retirada completa de las FDI de la Franja de Gaza y el mantenimiento de sus capacidades de gobernanza para permitirle repetir el "Sábado Negro"", agregaron fuentes oficiales.
"Israel no cederá a las escandalosas exigencias de Hamás y seguirá luchando por los objetivos de la guerra: liberar todos los rehenes, destruir capacidades militares y de gobierno de Hamás y garantizar que Gaza no sea una amenaza para los ciudadanos de Israel", remarcaron en un comunicado.
Hamás anunció este lunes a última hora a los mediadores que "mantienen la posición y la visión presentadas el 14 de marzo", según la cual exigen una retirada completa de las FDI de la Franja de Gaza y un alto el fuego general.
"La respuesta de la ocupación no cumplió con ninguna de nuestras demandas básicas y nuestra resistencia: un alto el fuego integral, la retirada de la Franja de Gaza y un verdadero intercambio de prisioneros", se lee en el comunicado presentado por el grupo terrorista.