El presidente libanés, Michel Aoun, pidió el jueves a Israel que se abstenga de cualquier exploración de petróleo y gas en una zona marítima reclamada por Beirut.
Aoun hizo la petición durante una reunión en Beirut con el subsecretario de Estado estadounidense, David Hale, centrada en las negociaciones sobre la demarcación de la frontera entre el Líbano e Israel en el Mediterráneo.
Mientras se comprometía a no abandonar los intereses estadounidenses en el Líbano, Hale dijo que resolver la disputa fronteriza marítima con Israel "tendría el potencial de desbloquear importantes beneficios económicos" para el país árabe.
Israel y el Líbano, dos países que se encuentran técnicamente en estado de guerra, iniciaron en octubre negociaciones sin precedentes sobre una zona marítima en disputa, de 860 km2, según un mapa registrado en la ONU en 2011, pero que ahora Beirut considera erróneo.
Estas negociaciones, auspiciadas por la ONU y Estados Unidos, tienen el objetivo de delimitar la frontera marítima entre Líbano e Israel para eliminar los obstáculos a la exploración de hidrocarburos.
Pero tras tres reuniones las negociaciones quedaron estancadas a finales de noviembre.
Hale también responsabilizó a los líderes libaneses por no haber logrado destrabar las conversaciones en el gabinete para abordar el colapso del país, que ha derrumbado la moneda.
Hale advirtió que "los que continúan obstaculizando" el progreso podrían ser blanco de acciones punitivas, sin mencionar a quiénes se refería exactamente.
Como parte de su campaña de presión sobre Teherán, Washington aumentó las sanciones el año pasado contra los aliados libaneses de la organización terrorista Hezbollah. Dichas sanciones golpearon a exministros acusados de corrupción y de tener vínculos con el grupo respaldado por Irán.
Después de reunirse el jueves con el presidente libanés, un aliado político de Hezbollah y cuyo yerno se convirtió en blanco de las sanciones de Estados Unidos, Hale acusó a la organización terrorista y a Irán de socavar al país.
Hale agregó que las conversaciones con Irán sobre la reactivación del acuerdo nuclear de 2015 podrían fomentar la estabilidad regional, pero "solo representarían el comienzo de nuestro trabajo", ya que Estados Unidos aborda "los otros elementos del comportamiento desestabilizador de Teherán".