La semana pasada, cuando Israel volvió a los combates en la Franja de Gaza con un ataque aéreo sorpresa, también sufrió un duro golpe la Jihad Islámica, la segunda organización más importante de la Franja de Gaza que recibe más ayuda iraní que Hamás. La Jihad perdió a Abu Hamza, portavoz de su ala militar, que también se desempeñaba como comandante de la unidad de cohetes, en un ataque israelí en Nuseirat. Desde el regreso a los combates, la Jihad Islámica ha vuelto a disparar cohetes contra territorio israelí, en coordinación con Hamás, pero actualmente sólo en dirección a la frontera y no más lejos, a diferencia de Hamás, que también lanzó cohetes hacia la zona de Gush Dan.
Además de miles de miembros de Hamás, el 7 de octubre terroristas de la Jihad Islámica, la organización contra la que Israel lanzó varias operaciones separadas antes de la masacre, también intervinieron en el ataque a las localidades fronterizas. Los jihadistas islámicos estuvieron involucrados en el secuestro y cautiverio de muchos israelíes, en condiciones diferentes de las de Hamas.
La Jihad Islámica, que en los últimos días ha reanudado los disparos contra Israel, según una fuente cercana a los operativos de la organización terrorista en Gaza, ha perdido su poder, pero ha vuelto a funcionar en la Franja de Gaza, de forma similar a Hamás. "El número de sus agentes muertos en la guerra es grande, pero también lograron reclutar nuevos combatientes fácilmente a lo largo de la guerra", dijo la fuente. "Todavía tienen laboratorios de armas y cohetes, especialmente en el norte de la Franja de Gaza", añadió.
Ayer, la organización terrorista se atribuyó la responsabilidad de disparar dos cohetes, uno contra la base de Hatzerim y antes contra la zona de Gaza, disparos que también activaron las alarmas en el área de Netivot. Dos días antes, la Jihad Islámica se atribuyó la responsabilidad de disparar contra Sderot, Zikim y Netiv Ha'asara, y de nuevo contra Sderot. "En coordinación con Hamás, la Jihad Islámica sigue lanzando cohetes desde diversas zonas, y así seguirá siendo en el futuro. No hay intención de detener los lanzamientos o los combates, mientras Israel continúe", agregó la fuente cercana a los miembros de la organización.
La evidencia de las capacidades que la Jihad Islámica está tratando de mantener se vio en las ceremonias para la liberación de los rehenes en el último acuerdo. Además de los miembros de Hamás, en muchos casos también aparecieron activistas de la organización. La coordinación entre las partes también parecía estar antes de la firma del acuerdo en enero, y a lo largo del acuerdo: hubo reuniones frecuentes entre altos cargos de Hamas y el líder de la Jihad Islámica, Ziad Nahala, quien abandonó Siria después del derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad en Siria.
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Nahala con el jefe del Consejo de la Shura de Hamás, Muhammad Darwish. También se coordinan en el brazo político .
(Ynet)
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A la derecha, un terrorista de la Jihad Islámica operando en coordinación con militantes de Hamás.
(AFP)
En la Franja de Gaza, Khaled al-Batsh, quien se atrincheró en el hospital de Shifa el año pasado y logró escapar de las fuerzas de seguridad. Al-Batsh mantiene contacto directo con los líderes del movimiento en el extranjero, y otros miembros de alto rango de la organización son Muhammad Al-Hindi y Ahmad Al-Mudallal, miembro de la oficina política.
Antes de la guerra, la Jihad Islámica dependía del contrabando, principalmente a través de túneles o cruces. Ahora depende más de la producción local en la Franja de Gaza –incluidos cohetes y artefactos explosivos, como se ha mencionado–, la mayoría de ellos en el norte de la Franja de Gaza.
Como informó Ynet el mes pasado, Hamás se está preparando para reanudar la lucha contra Israel, y ha aprovechado los días del alto el fuego para reagruparse, construir compañías y batallones, y devolver a miles de activistas al norte de la Franja de Gaza. Los mismos activistas se unieron a otros miles de terroristas que permanecían en el norte de la Franja de Gaza antes del cese del fuego. El establishment de defensa estimó que estos activistas se habían organizado en nuevos marcos militares, pero no al mismo nivel que el ala militar de Hamás antes de la masacre. Esa reorganización podría incluir el reemplazo de los comandantes de pelotón, compañías y batallones, el uso de túneles que no estaban localizados y, sobre todo, la creación de nuevos emplazamientos explosivos.
