Este martes estalló la violencia en algunos cementerios militares mientras se celebraban las ceremonias conmemorativas por el Día de los Caídos.
A pesar de los llamados a ministros y miembros de la coalición de la Knesset para que se mantuvieran al margen de la sombría jornada por respeto a las familias de los soldados caídos que se oponen a la legislación y las políticas de revisión judicial del gobierno, algunos insistieron en su participación.
En Be'er Sheva, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, fue recibido con llamados para que se fuera a casa. En su discurso, expresó que se permitía a las familias dar sus opiniones y que el día de conmemoración pertenecía a todos los israelíes.
Las familias se peleaban entre sí mientras el ministro hablaba. Algunas empezaron a cantar para ahogar el sonido de su discurso y fueron atacadas por otras que las llamaron basura y "no nos echaremos atrás", en alusión a su apoyo a las intenciones de la coalición de cambiar el sistema judicial.
Otros portaban pancartas en las que censuraban al ministro, que nunca había servido en el ejército y era un activista de extrema derecha que apoyaba a terroristas judíos. Varias familias visitaron las tumbas de sus seres queridos a primera hora del día para evitar estar presentes cuando llegara Ben-Gvir.
Los enfrentamientos continuaron tras la marcha de Ben-Gvir.
"Me quedé horrorizado", contó un hombre. "Yo no participé en los altercados, pero sus partidarios aplaudieron cuando habló. ¿Quién aplaude en una ceremonia del Día de los Caídos?", preguntó. "Espero no volver a presenciar un comportamiento así. Cuando se limitaba a estar presente y en silencio, todo iba bien. Creo que lo disfrutó. Debería haberse callado", sostuvo.
En Rehovot, el ministro de Salud e Interior del Shas, Moshe Arbel, fue recibido con llamadas para que se marchara.
"No te queremos aquí", le gritaron familiares, quienes cantaron el himno nacional de Israel antes de que Arbel entrara en el cementerio.
Arbel manifestó que esperaba que, incluso en momentos de disputas extremas, se pudiera reflexionar sobre lo que une a los israelíes.
"Desde el establecimiento del Estado, somos una pequeña nación que lucha por su defensa y preservación. nuestros argumentos son los de una familia y espero que vengan días mejores de unidad y reconciliación", planteó.
La ministra de Transporte, Miri Regev, fue abucheada durante su discurso en el cementerio militar de Holon, mientras otros pedían más respeto para la solemne ocasión.
En el pueblo druso de Isfiya, a la ministra de Protección del Medio Ambiente, Gila Gamliel, se le impidió incluso entrar en el cementerio militar. En opinión de muchos de sus dirigentes, la comunidad drusa fue marginada por el partido Likud. A Gamliel se le dijo públicamente que no era bienvenida con antelación.
Un gesto del Ministro de Ciencia y Tecnología, Ofir Akunis, en el cementerio de Netanya fue aplaudido por las familias. Se hizo a un lado y permitió que un miembro de una familia en duelo hablara en su lugar.
El discurso del primer ministro Benjamin Netanyahu en la ceremonia nacional en el Monte Herzl se desarrolló sin interrupciones.
En él, "Bibi" volvió a hacer un llamado a la unidad. "Este año más que nunca, debemos recordar que todos somos hermanos. Judíos, drusos, musulmanes, beduinos, circasianos, todos hermanos de armas", comentó.
Al ministro de Defensa, Yoav Gallant, también se le permitió hablar sin interrupción en el principal cementerio militar de Tel Aviv.