Mujeres sauditas fumando
Las mujeres ahora pueden fumar en público, aunque temen hacerlo frente a sus familias.
AFP
Las mujeres temen ser reconocidas mientras fuman

Fumar en público, un símbolo de libertad para las mujeres sauditas

En el reino ultraconservador, el cigarrillo se ha transformado en una herramienta de emancipación, pese a que las mujeres siguen estando sumisas a restricciones.

AFP |
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Rima se instala en un café de Riad, mira a su alrededor para comprobar que no hay nadie conocido, saca su cigarrillo electrónico y comienza a fumar, un derecho conseguido hace poco tiempo, y un paso más en el largo camino hacia la emancipación de las mujeres en Arabia Saudita.
"Fumar en público es una libertad recientemente adquirida. Me siento libre y feliz de poder hacerlo", confiesa la mujer de 27 años, que se expresa bajo un seudónimo.
Como las feministas occidentales de los años 1920, esta saudita considera fumar como una herramienta de emancipación.
También es una manera de probar los límites de las libertades dadas a las mujeres, bajo el impulso del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, en este país ultraconservador.
Las mujeres pueden ahora conducir, obtener un pasaporte sin el aval de un tutor masculino o acceder a los estadios deportivos y espectáculos de entretenimiento junto a los hombres.
Pero, en cambio, siguen estando sumisas a restricciones y no pueden acceder, por ejemplo, a numerosos empleos.
Fumar, aunque no está prohibido por la ley, está mal visto en el reino ultraconservador.
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Mujeres sauditas fumando
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Las mujeres temen ser reconocidas mientras fuman
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Rima, que comenzó "la experiencia" en secreto hace dos años, todavía no osa fumar delante de su familia, pero está preparada para afrontarla.
"No les diré que es mi derecho pues no entenderán que fumar es un derecho tanto para las mujeres como para los hombres", indica la joven vestida con una abaya negra, bordada con hilos dorados, y un velo beis sobre su cabello.
"Desprecio"
En este mismo café, Najla –también un seudónimo– se queja de este doble rasero por el que la fumadora es considerada como "una vergüenza para su familia".
La mujer, de 26 años, enciende un cigarrillo afirmando su voluntad de "desafiar a la sociedad" y a las miradas de "desprecio" de las que a veces es objeto.
"Fumo desde el colegio", cuenta Najla, en medio de las mesas ocupadas por hombres fumadores.
Pero temiendo que sus allegados la reconozcan se deja puestas sus grandes gafas de sol.
"Mi derecho será totalmente respetado cuando mi familia me acepte como fumadora", expresa, y habla del caso de una amiga cuya familia la envió a una clínica de desintoxicación.
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Mujeres sauditas fumando
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"Fumar en público es una libertad recientemente adquirida"
(AFP)
Alrededor del 65% de las estudiantes de secundaria fuman a escondidas, según un estudio de 2015 de la Facultad de Medicina de la Universidad King Abdulaziz en Yeda (oeste), publicado por el diario Arab News.
En otro café de Riad, varias mujeres ocupan cinco mesas de las quince que hay en la sala. Espirales de humo blanco emergen sobre las abayas negras.
"La mayoría de nuestras clientes piden narguile. Algo totalmente inimaginable hace tres meses", cuenta un camarero.
"El país estuvo cerrado durante muchos años y todo estaba prohibido para las mujeres", señala Heba, de 36 años y veterana fumadora.
"Nunca había imaginado poder fumar narguile en público junto a los hombres", confiesa esta mujer cuyo ligero velo deja entrever su cabello castaño.
"Demonización"
Aunque celebran los avances sociales, los defensores de los derechos humanos denuncian la persistente represión de las autoridades contra activistas, de los cuales una decena están actualmente detenidas y sometidas, por algunos, a la tortura y al acoso sexual, según sus familias.
Es el caso de Lujain al Hathlul, acusada de mantener contactos con medios de comunicación, diplomáticos y ONGs extranjeros.
"La reforma a favor de las mujeres se inscribe en una campaña de comunicación para blanquear el balance del reino en término de derechos humanos", denuncia Walid al Hathlul, hermano de Lujain, exiliado.
"La detención y la demonización [de activistas] es la prueba", añade.
Las autoridades sauditas recibieron presiones occidentales para liberar a estas activistas, la mayoría de las cuales fueron detenidas en 2018 antes de que se levantara la prohibición de conducir a las mujeres.
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