Una serie de barreras para la reactivación del acuerdo nuclear de Irán permanecen firmes antes de las conversaciones que se reanudarán esta semana entre Teherán y las potencias mundiales, lo que sugiere que un regreso al cumplimiento del acuerdo de 2015 aún está lejos, de acuerdo con lo que señalaron dos funcionarios iraníes y dos analistas internacionales.
Las demandas iraníes sobre el alivio de las sanciones y la preocupación occidental por la expansión de los conocimientos nucleares de Irán se encuentran entre las cuestiones que pueden necesitar semanas o posiblemente meses de más negociaciones, dijeron las fuentes consultadas al respecto.
Las conversaciones buscan revivir un pacto histórico en virtud del cual Irán acordó frenar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales, lo que abrió el camino para un breve deshielo en décadas de confrontación entre Estados Unidos e Irán.
El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó el acuerdo en 2018, con el argumento de que que era demasiado benévolo con Teherán, y volvió a imponer sanciones. Irán respondió violando los límites del acuerdo.
El sucesor de Trump, Joe Biden, adelantó durante su campaña electoral que quiere restaurar los límites nucleares del acuerdo y, si es posible, extenderlos para cubrir temas como el comportamiento regional de Irán y el programa de misiles. Irán, por su parte, pretende que se levanten todas las sanciones y que no se amplíen los términos.
El enviado de la Unión Europea, Enrique Mora, coordinador en jefe de las conversaciones, dijo la semana pasada que creía que se llegaría a un acuerdo en la próxima sexta ronda de negociaciones en Viena, que se espera que se reanude el jueves o viernes.
Además del ímpetu para avanzar, están las elecciones en Irán el 18 de junio para reemplazar al presidente Hassan Rouhani, un pragmático que promovió el acuerdo original. Se espera que sea seguido por un sucesor de una línea más dura.
No es probable que las elecciones cambien la postura negociadora de Teherán: independientemente de quién sea el presidente, cualquier acuerdo debe ser aprobado por la facción de línea dura de Irán a través del líder supremo Ali Khamenei. Pero ni Washington ni Teherán quieren empezar de cero o enredar más el acuerdo en la política interna iraní.
El principal negociador nuclear de Irán dijo la semana pasada que las barreras para la reactivación del acuerdo son complicadas pero no insuperables. “Las diferencias han llegado a un punto en el que todos creen que estas diferencias no son insolubles”, señaló Abbas Aragchi.
Su evaluación coincide con los comentarios pesimistas expresados el lunes por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien dijo que Washington aún no sabía si Irán estaba listo para reanudar el cumplimiento del acuerdo. "Dudo que la próxima ronda sea la final... Las partes todavía están muy separadas en temas centrales", señaló Ali Vaez, analista senior de Irán en International Crisis Group.
Cuando se resuelvan los desacuerdos se necesitarían más conversaciones sobre la llamada secuencia, la delicada cuestión de qué lado toma qué acción y cuándo, a cambio de pasos recíprocos de la otra parte, dijeron los diplomáticos. Las negociaciones han logrado un progreso considerable, pero ahora se encuentran en la parte más difícil y aún se necesitan decisiones clave, señaló otro diplomático europeo con llegada a fuentes que participan de las conversaciones.
"Lo importante del asunto"
Las conversaciones han llegado al "meollo del asunto sobre la dimensión nuclear", dijo un segundo diplomático europeo. Un diplomático occidental de alto rango agregó que "por supuesto" esperaba que la próxima ronda diera como resultado un acuerdo, pero agregó una nota de precaución: "Hasta que podamos resolver los problemas importantes que quedan, no lo sabremos".
Un funcionario iraní dijo: “Todo depende de Washington. Si la parte estadounidense acepta levantar todas las sanciones, Irán volverá a cumplir plenamente con el acuerdo".
Además de buscar el levantamiento de las sanciones de la era Trump, Teherán también quiere que Washington elimine a la Guardia Revolucionaria de Irán de una lista negra de terrorismo, que puede usarse para excluir a las empresas iraníes del sistema financiero internacional. Quiere que Europa garantice que los inversores extranjeros regresarán y garantías de que Washington no volverá a incumplir el acuerdo.
Pero desde el punto de vista de Washington y sus aliados europeos, ya no sería suficiente volver a las restricciones nucleares del acuerdo original, diseñado en ese momento para garantizar que Irán no pudiera construir una bomba en menos de un año.En los meses que Irán ha estado infringiendo los límites, ha realizado avances técnicos que hacen que las restricciones originales estén obsoletas. Vaez señaló que Irán ha comenzado a usar centrifugadoras avanzadas, conocidas como IR9, que son 50 veces más poderosas para producir uranio enriquecido que las cubiertas por el acuerdo.
Tiempo de ruptura
“Si Irán se niega a destruir estas máquinas, su tiempo de ruptura será más corto, a menos que acceda a desmantelar una cantidad equivalente de máquinas IR1. Irán considera que eso es humillante y está más allá del alcance del acuerdo”, agregó Vaez.
Los iraníes han adquirido conocimientos y capacidades que no tenían antes, señaló el diplomático europeo informado sobre las conversaciones, citando la primera producción de uranio metálico de Irán, un material que puede usarse para fabricar el núcleo de una bomba atómica.
El desarrollo, informado este año por la Agencia Internacional de Energía Atómica no fue algo cubierto por el acuerdo de 2015, y cualquier reactivación del pacto tendría que tener en cuenta esta nueva capacidad, dijo Vaez.
Bob Einhorn, ex funcionario del Departamento de Estado y negociador nuclear con Irán, pensó que era muy poco probable que hubiera un acuerdo antes de las elecciones presidenciales, pero es concebible que se logre uno durante el período interino antes de que el nuevo presidente asuma el cargo.
Einhorn, ahora parte del grupo de expertos Brookings Institution, en Washington, dijo que podría haber alguna ventaja política para el nuevo presidente iraní en un acuerdo que se negocie durante el ínterin.
Un nuevo presidente podría criticar cualquier concesión hecha por la actual administración iraní del presidente Hassan Rouhani y luego atribuirse el mérito de cualquier impulso económico que haya producido el acuerdo, dijo. "Entonces se podría ver una especie de lógica", añadió.