En su larga carrera política, Jean-Luc Mélenchon, de 72 años, logró cambiar de partido: del Partido Comunista, al que fue miembro en su juventud, al Partido Socialista, en cuyo nombre se desempeñó como ministro de Formación Profesional en el gobierno de 2000 a 2002. Siete años después, fundó el Frente de Izquierda, y en 2016 fundó el partido de izquierda radical Francia Insumisa.
Mélenchon, que ya se había postulado tres veces a la presidencia en Francia, es el líder del partido más grande del Nuevo Frente Popular, la facción de los partidos de izquierda. Anoche, el Frente Popular se convirtió en la facción más grande de la Asamblea Nacional de Francia, y Mélenchon anunció que el próximo primer ministro debería provenir de su propio partido. El Frente Popular sorprendió a Francia cuando las encuestas pronosticaron una victoria de la ultraderechista Unión Nacional.
Mélenchon tiene raíces mediterráneas. Sus padres son de ascendencia española, pero nació en la "Zona Internacional" de Tánger, ahora parte de Marruecos, de padres que vivieron la mayor parte de su vida en Orán, en la Argelia francesa. Su padre trabajaba en la oficina de correos y su madre era maestra. Cuando tenía 11 años, sus padres se divorciaron y Mélenchon se mudó con su madre a Normandía y más tarde cerca de Suiza. Mélenchon estudió filosofía y literatura, se casó a temprana edad y se convirtió en padre a los 23 años. Trabajó como corrector de pruebas en impresos y en una fábrica de relojes, y más tarde como profesor y periodista para un periódico local.
Mélenchon mostró interés por el comunismo y a principios de la década de 1970, después de la revuelta estudiantil que se extendió por Francia, se convirtió en miembro de la célula trotskista de la universidad donde estudiaba. En 1976 se afilió al Partido Socialista y se hizo amigo de su presidente, François Mitterrand. Mélenchon era el protegido de Mitterrand, y lo veía como un sustituto paterno. "Fue divertido trabajar con el líder de la manada", dijo una vez, en su lenguaje lleno de imágenes, lo que le trajo muchos problemas. A pesar de su imagen casi ascética, Mélenchon es uno de los parlamentarios más ricos de Francia.
Mélenchon fue miembro del consejo del distrito de Essonne, al sur de París, y más tarde su presidente. Fue senador en la Cámara Suprema de Representantes de Francia y miembro del parlamento en la Asamblea Nacional, así como en el Parlamento Europeo. El líder de la extrema izquierda en Francia es también un orador de gracia suprema, capaz de cautivar a su audiencia con largos discursos al estilo de Fidel Castro. Es un gran admirador de Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, y a veces se le conoce como "el Hugo Chávez francés".
Mélenchon es grosero con los periodistas, azotándolos con su lengua afilada. A algunos de ellos incluso les prohibió asistir a sus mítines electorales y los llamó "fascistas", lo que no le impide presentarse a las entrevistas en el momento que más le convenga y regañarlos en directo. En un momento dado, incluso creó un canal de Internet, donde lo entrevistaban jóvenes periodistas de su partido. Mélenchon conoce bien el entresijo de los medios de comunicación y, por lo tanto, atrae a un público joven.
El líder de extrema izquierda también se ha caracterizado por sus rabietas, que lo han convertido en un hombre que pocos franceses desearían que se convirtiera en su presidente o primer ministro. El incidente más memorable ocurrió en 2018, cuando la policía acudió a su casa para registrar la sede de su partido. El registro se produjo tras sospechas de irregularidades financieras en la campaña electoral presidencial de 2017 y también en el empleo de asistentes parlamentarios ficticios en el Parlamento Europeo.
"La República soy yo. Derriben la puerta y veremos si alguien se atreve a impedir que entre a mi oficina", gritó a los agentes en un momento que se hizo viral, pero que también le costó un juicio por amenazar a funcionarios públicos.
Políticamente, Mélenchon se opone a la energía nuclear, quiere que Francia se retire de la OTAN y es un firme opositor a la reciente reforma de las pensiones francesas. En marzo pasado, se pronunció a favor de Vladimir Putin, diciendo que estaba haciendo lo que consideraba oportuno, al tiempo que expresó un débil apoyo a Ucrania. También prefirió a China antes que al Tíbet, incluyendo a Nicolás Maduro y Hugo Chávez.
Mélenchon es conocido por sus comentarios que rayan en el antisemitismo. La comunidad judía lo culpa del ambiente antisemita que prevalece en Francia desde el 7 de octubre. Mélenchon nunca reconoció la masacre de Hamás; en los primeros días después del 7 de octubre, se negó a condenar a la organización terrorista y luego acusó a Israel de genocidio. En su partido, promueve a la sirio-palestina Rima Hassan, que difunde teorías conspirativas extremistas sobre Israel.
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La bandera palestina durante los festejos por el resultado en las elecciones de Francia.
(AFP)
Una de las frases más escandalosas de Mélenchon es que "en Francia sólo quedan pequeños vestigios de antisemitismo", después de que el porcentaje de ataques contra la comunidad haya aumentado en un 284% en el último año.
Las recientes manifestaciones de apoyo de su partido mostraron más banderas palestinas que banderas francesas. El temor es que Mélenchon presione por el reconocimiento inmediato de un Estado palestino, así como por severas sanciones contra Israel.
"Mélenchon no será el próximo primer ministro de Francia", dijeron Olivier Faure, líder de los socialistas, y Marine Tondelier, líder de los Verdes, dos partidos que son miembros de la Unión de Partidos de Izquierda. El hombre más popular del Frente Popular, Raphael Glucksmann, que llevó a los socialistas a la victoria en las elecciones al Parlamento Europeo, se opone firmemente a la candidatura de Mélenchon y a la atmósfera antisemita que prevalece en Francia, sobre todo por su culpa.
