Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbollah, se refirió a un enfrentamiento en Beirut en el que murieron siete miembros de su agrupación: acusó al partido cristiano “Fuerzas Libanesas” de impulsar una guerra civil y advirtió que cuenta con 100 mil combatientes para afrontar ese eventual escenario.
La violencia estalló en las calles de la capital el jueves por la tarde, cuando miembros de los partidos chiítas Hezbollah y Amal marcharon por la ciudad en una protesta contra el juez Tarek Al Bitar, a cargo de la investigación de la explosión del puerto de Beirut que el año pasado mató a 215 personas. Los movimientos chiítas acusan al juez de parcialidad y de señalar a Hezbollah como responsable de la tragedia.
Durante la marcha, cuando los manifestantes cruzaron la frontera entre un barrio chií y otro cristiano, aparentemente fueron recibidos por disparos desde techos y balcones cercanos. Partidarios de Hezbollah y Amal respondieron con armas de fuego y estalló una batalla de cuatro horas, que terminó recién cuando logró intervenir el ejército, y que dejó un saldo de siete chiítas muertos y decenas de personas heridas.
La escena recordó a los libaneses a la guerra civil que comenzó en 1975 y finalizó en 1990, y provocó que el gobierno pidiera calmar los ánimos para evitar un nuevo derramamiento de sangre. Samir Geagea, líder de las Fuerzas Libanesas, desmintió durante el fin de semana haber planificado las batallas callejeras, un día después de que un periódico afiliado a Hezbollah caricaturizó a Geagea con la cara de Adolf Hitler.
Irán, aliado de los grupos chiítas libaneses, acusó a Geagea de arrastrar al Líbano a una guerra civil y señaló a Israel como agitador de la revuelta. En su discurso del lunes a la noche Nasrallah se manifestó en el mismo sentido: “Los hechos del jueves son muy graves, buscan crear un enemigo imaginario para el pueblo, están interesados en una guerra civil para establecer un poder cristiano”, afirmó en una serie de acusaciones contra el movimiento Fuerzas Libanesas.
“Lo del jueves fue una masacre y marca el inicio de una nueva etapa para nosotros en lo que respecta a asuntos internos”, dijo Nasrallah y brindó más detalles sobre su versión de los incidentes del jueves: “Miembros de Fuerzas Libanesas fueron a los vecindarios y dijeron a los residentes que iba a haber una invasión”.
Los enfrentamientos del jueves recordaron a los libaneses a la guerra civil que comenzó en 1975 y finalizó en 1990, y provocó que el gobierno pidiera calmar los ánimos para evitar un nuevo derramamiento de sangre.
A lo largo de su discurso el líder de Hezbollah trató de demostrar que no representa una amenaza para los libaneses cristianos y convocó “al Estado y todos sus ciudadanos a enfrentar al asesino y criminal, e impedirle desarrollar su plan de una guerra civil”, expresó en referencia a Geagea, sin mencionarlo directamente.
“Solamente en su rama militar Hezbollah cuenta con 100 mil combatientes, hombres entrenados y organizados, con experiencia y espíritu, y diferentes variedades de armas”, detalló Nasrallah. “Los capacitamos para proteger el honor y la soberanía de nuestro país, no para guerras internas. Pero por primera vez revelamos nuestro número de combatientes, para evitar una guerra civil y no para impulsarla. Le digo al partido de las Fuerzas Libanesas que no cometa errores de cálculo, que piense y aprenda de las guerras pasadas, las suyas y las nuestras”, agregó.
Por último, el líder chiíta aseguró que su movimiento “cobrará venganza por los asesinatos” y se burló del partido cristiano con una referencia a Israel: “¿Quién los apoyaría en caso de una guerra civil? ¿Israel, Estados Unidos o Arabia Saudita?”