Centenares de personas, incluyendo familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut el año pasado, se congregaron el miércoles en las afueras de la corte de justicia en la capital libanesa para expresar su respaldo al juez que investiga el desastre luego de que se viera forzado a suspender su trabajo.
El juez Tarek Bitar suspendió la investigación después de que un exministro acusado en el caso solicitó que el magistrado fuera recusado. Un tribunal deberá ahora decidir si el juez debe ser retirado o puede continuar la investigación.
No es la primera vez que el juez intenta ser bajado. De hecho, varios legisladores han presentado demandas contra el juez, pidiendo que renuncie por supuestamente violar la ley o mostrar sesgo.
Más de un año después de la explosión que devastó la ciudad y mató a más de 200 personas, no hay respuestas aún sobre qué causó la ignición del material explosivo almacenado en el puerto el 4 de agosto del 2020.
Grupos de derechos e investigaciones de la prensa local revelaron que la mayor parte de los líderes del gobierno y las agencias de seguridad del Líbano sabían de las casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio e hicieron poco para proteger a los residentes de Beirut. Pero en el último año, los políticos han cerrado filas en sus esfuerzos para bloquear la pesquisa.
Bitar es el segundo juez que dirige la compleja indagación. Su predecesor también enfrentó cuestionamientos similares de altos funcionarios a los que acusó de negligencia.
En tanto, la prensa libanesa dice que Bitar les reportó a fiscales las amenazas que recibió de un alto funcionario de Hezbollah, a través de un intermediario, que dijo que estaba perdiendo la paciencia con la forma en que conducía la investigación.
La tensión estalló brevemente en la protesta del miércoles cuando algunos corearon lemas contra Hezbollah, mientras que algunos familiares dijeron que querían que el asunto permaneciese por encima de la divisiva política en Líbano.