El líder adjunto de Hezbolá, Naim Qassem, habló el lunes por primera vez desde el asesinato del secretario general de la organización terrorista Hassan Nasrallah. Comenzó elogiando al fallecido líder, y agregó: "Jerusalem era su máxima prioridad, en el marco de la unidad árabe e islámica". Qassem acusó más tarde a Estados Unidos de "dar a Israel apoyo ilimitado para llevar a cabo la masacre".
Con respecto al asesinato de Nasrallah en Dahiya, Qassem subrayó que "contrariamente a lo que dijo el enemigo, no hubo una reunión de 20 líderes. Israel está cometiendo una masacre en todo el Líbano, hasta que no quede ninguna casa que no muestre signos de agresión". Sobre la posibilidad de una incursión terrestre, agregó: "Si Israel decide entrar por tierra, las fuerzas de Hezbolá están listas. Saldremos victoriosos de esta batalla".
"Israel no logrará su objetivo con su crueldad", dijo Qassem. "El camino de la resistencia continúa, y Hezbolá continúa con sus objetivos y la jihad. El liderazgo continúa exactamente como Nasrallah decretó. Continuaremos apoyando a Gaza y defendiendo a Palestina al mismo ritmo. Lo que estamos haciendo es lo mínimo, como parte del plan para la continuación de la batalla y lo que el campo requiere. Sabemos que la batalla será larga y estamos listos para enfrentar cualquier eventualidad. El enemigo no logrará su objetivo".
Qassem también afirmó en su discurso que Hezbolá había alcanzado objetivos a 150 kilómetros de profundidad dentro de Israel. "El enemigo se está volviendo loco porque no puede alcanzar nuestras capacidades", agregó Qassem. "Ganaremos como lo hicimos en 2006. La estructura de Hezbolá tiene comandantes adjuntos y alternativas listas cuando el líder es herido, en cualquier posición. El secretario general será elegido a la mayor brevedad posible y de conformidad con el mecanismo aprobado. La victoria es nuestra, necesitamos paciencia, estamos listos".
Su breve discurso en realidad tenía la intención principal de mostrar que Hezbolá tiene el control después de la serie de asesinatos significativos que sufrió. Además, también se produjo en el contexto de todos los rumores sobre la identidad de los reemplazos de Nasrallah.
El discurso de Qassem fue transmitido esta vez desde un edificio cerrado, en contraste con sus comentarios de la semana pasada, que pronunció desde el corazón del rechazo. Qassem, que habló la semana pasada en el funeral del alto líder de Hezbolá, Ibrahim Aqil, que también fue asesinado en Beirut, amenazó a Israel en ese momento, diciendo que "hemos entrado en una nueva fase, una batalla abierta de ajuste de cuentas". En un mensaje a los responsables de la toma de decisiones israelíes, añadió: "Morirán en el terror, la economía se desmoronará. No lograrán sus objetivos".
En una entrevista con The Associated Press hace tres meses, Qassem también amenazó a Israel. Advirtió en ese momento que si Israel estaba planeando una "operación limitada" en el Líbano –es decir, que no habría una guerra a gran escala– debería esperar que los combates fueran ilimitados. "Israel puede decidir lo que quiera: guerra total, parcial, limitada. Pero debe esperar que nuestra respuesta y nuestra resistencia no caigan bajo las leyes o restricciones definidas por Israel. Si Israel comienza una guerra, significa que no habrá control sobre el alcance, o quién entra en ella", dijo.
Al mismo tiempo, dejó claro que si había un alto el fuego en la Franja de Gaza los combates en la frontera libanesa cesarían. "Nos detendremos sin ninguna discusión", explicó. Dijo que Hezbollah sirvió como un "frente de apoyo" para Hamás. "Si la guerra se detiene, [nuestro] apoyo militar ya no existirá", agregó Qassem.
