Desde el ascenso de los talibanes al poder y la toma de Kabul, la vida en la capital afgana se ha convertido en un desafío para muchos. Y entre los que experimentan las dificultades de la toma de posesión se encuentran muchos pastunes, el grupo étnico más grande del país que consta de más de 15 millones de personas.
Si bien los propios talibanes comenzaron como un movimiento tribal pastún y todavía tienen un gran poder en el corazón cultural de los pastunes del sur de Afganistán, no todos los miembros de la etnia simpatizan con los nuevos gobernantes del país. De hecho, una gran parte han servido en el Ejército Nacional Afgano, por lo que temen ser perseguidos.
Algunos pastunes creen en las teorías históricas que sugieren que son descendientes de las tribus perdidas de los israelitas, e incluso sienten una conexión con Israel, el judaísmo y las teorías sobre sus orígenes. El antropólogo israelí Avigdor Shachan sugiere que las tribus perdidas de Israel se establecieron en Afganistán después de la conquista asiria de la Tierra de Israel, en 856-732 antes de Cristo.
Shachan también señala pistas en los nombres de algunas ciudades afganas que, según él, pueden provenir del idioma y la cultura hebrea, como Kandahar, que dice que es similar a la palabra "har", que en hebreo significa "montaña". Otros señalan similitudes entre los nombres pastunes y judíos.
Uno de esos pastunes afganos que afirma sentir una fuerte conexión con Israel es H, un ex funcionario que pidió permanecer en el anonimato. "Soy un objetivo primordial para los talibanes; si saben que estoy en Kabul, me decapitarán", comenzó diciendo.
H trabajó con el ex presidente afgano Ashraf Ghani, pero no ha tenido ningún contacto con él desde que el derrocado líder huyó del país. "Los talibanes mataron e hirieron a decenas de personas... quitaron nuestra bandera nacional", exclamó.
En 2019, H se puso en contacto con el académico israelí, el profesor Hillel Weiss, un autoproclamado portavoz del Sanedrín: asamblea de sabios designados para sentarse como tribunal en la antigua Tierra de Israel. Incluso llegaron a reunirse en India e intercambiaron pensamientos sobre la cooperación futura.
"Escribí a funcionarios como el ministro de Defensa, Benny Gantz, sobre este tema", contó Weiss. "Necesitamos ayudarlos (a los pastunes); esta es su tierra, y ellos regresarán a su lugar original. Ni siquiera tienen que convertirse al judaísmo, pero tienen que aceptar las Siete Leyes de Noé", agregó, refiriéndose a un conjunto tradicional de leyes que permite a los no judíos vivir bajo el dominio judío sin convertirse.
En una entrevista anterior, Weiss dijo que después de su encuentro con H recibió una llamada de un funcionario afgano que estaba interesado en promover la cooperación financiera y cultural con Israel. H, por su parte, no descarta la posibilidad de mudarse a Israel. "Si tuviera una visa, ya me habría mudado a Israel", declaró. También dijo que no se convertiría al judaísmo, aunque siente una fuerte conexión con Israel y el pueblo judío. "Ambos tenemos la misma sangre. Somos hijos de Israel", continuó.
Otro afgano pastún que pidió no ser identificado es S, que ahora vive en Peshawar, Pakistán. Originario de Afganistán, S ha vivido en diferentes ciudades del mundo y ha trabajado en la industria del transporte marítimo. Su página de Facebook exhibe símbolos judíos.
"Israel es mi país; soy perseguido aquí por mi fe judía. Me gustaría contactar a las autoridades israelíes y comenzar un proceso de inmigración", deslizó. Desde la toma de Afganistán por parte de los talibanes, la posibilidad de permitir la entrada de refugiados afganos a Israel fue noticia cuando un legislador del partido de izquierda Meretz, Gabi Lasky, abogó por que el gobierno ofreciera refugio a las personas que huían del nuevo régimen .
Lasky no se había referido específicamente a los pastunes y sus posibles raíces históricas. De hecho, dijo que no sabía nada al respecto. "Pensé que deberíamos acoger a unos cientos de solicitantes; el pueblo judío ha sufrido persecuciones y ha sido más refugiado que nadie. Así que no podemos hacer la vista gorda ante su sufrimiento", exclamó.
Es poco probable que la iniciativa de Lasky dé frutos, considerando las estrictas leyes de inmigración de Israel. De este modo, el futuro no está claro para el pueblo pastún, especialmente para aquellos que apoyaron al régimen anterior. "No hay forma de que me quede en Afganistán", añadió H, al tiempo que contó que está considerando mudarse a Australia o Canadá.
Sin embargo, esta crisis puede ofrecer un punto de inflexión en los lazos afgano-israelíes, dos naciones que no comparten fronteras pero que pueden tener más en común de lo que muchos piensan.