Mientras peregrinos de todo el mundo acuden en masa a Belén, Jerusalem y Nazaret por Navidad, los miembros de la comunidad cristiana de Gaza esperan a saber si Israel les concederá un permiso de viaje.
Este año, las autoridades israelíes aprobaron el viaje de casi 600 cristianos palestinos de Gaza, según COGAT, una unidad del Ministerio de Defensa de Israel que coordina las cuestiones civiles con los palestinos. Pero afirman que la asignación de permisos por parte de Israel niega a muchas familias la oportunidad de salir del enclave porque los permisos no siempre se conceden a todos los miembros de la familia.
"Es una tragedia cuando la madre o el padre obtienen un permiso y no los hijos, o al revés. Eso significa que no se puede viajar y que no hay celebraciones", afirmó Suhail Tarazi, director de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Gaza. "Este sufrimiento afecta a varias familias y se repite cada año", explicó Tarazi a Reuters durante la celebración del encendido del árbol en la ciudad de Gaza el 10 de diciembre.
COGAT respondió que las acusaciones eran una "absoluta mentira" y que este año denegaron unas 200 solicitudes de cristianos por seguridad. Se calcula que entre los 2,3 millones de habitantes de Gaza hay unos 1.000 cristianos, la mayoría griegos ortodoxos que celebran la Navidad en enero.
"Yo obtuve un permiso, pero ni mi mujer ni mi hijo lo hicieron, por lo tanto, no podré viajar y disfrutar de la Navidad en Belén, el lugar de nacimiento de Jesús", sostuvo Majed Tarazi.
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Cristianos cruzan la frontera con Israel antes de las vacaciones y navidad.
(Reuters)
Para el periodista Samer Hanna, la situación es la contraria. Desde hace 15 años se le deniegan los permisos por motivos de seguridad, mientras que su esposa y sus dos hijos pueden viajar. "Se enfadan cuando van y yo no estoy con ellos, y si se quedan en Gaza por mí, siguen deseando poder ir a Cisjordania o Jerusalem", manifestó Hanna.
Aunque Belén está a sólo 90 minutos en coche, la prohibición de viajar le impidió reencontrarse con familiares y amigos en Cisjordania. "Es un gran problema cuando veo que gente de todo el mundo va fácilmente a Belén y yo no puedo viajar con mi familia", denunció.