En su último día como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump concedió el indulto a Aviem Sella, un ciudadano israelí que fue acusado en 1986 por espionaje. Su causa estaba estrechamente relacionada con la de Jonathan Pollard, exanalista civil de inteligencia de la Marina norteamericana que fue condenado por filtrar información confidencial a Jerusalem.
Sella, de 75 años, ex coronel de la Fuerza Aérea israelí, supuestamente fue el encargado de reclutar a Pollard. Sin embargo, nunca fue extraditado a Estados Unidos y tampoco acusado en Israel.
Su solicitud de clemencia fue apoyada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; el embajador de Israel en Estados Unidos, Ron Dermer; el embajador de Estados Unidos en Israel, David Friedman; la ex esposa del magnate Sheldon Adelson, Miriam Adelson; entre otras personalidades destacadas.
Como parte de una ola de conmutaciones emitidas en sus últimas horas en la Casa Blanca, el republicano también indultó a Steve Bannon, ex asistente de la residencia oficial de Washington; Elliott Broidy, un ex recaudador de fondos; y a Kwame Kilpatrick, ex alcalde de Detroit que cumplía una condena de 28 años de prisión por cargos de corrupción. Los raperos Lil Wayne y Kodak Black, que fueron procesados por delitos federales relacionados con armas, también recibieron indultos.
Bannon, quien fue un asesor clave en la carrera presidencial de Trump, fue acusado el año pasado de estafar a los partidarios del Partido Republicano en un esfuerzo por recaudar fondos privados para construir el muro en la frontera entre Estados Unidos y México. Algunos funcionarios de la Casa Blanca habían aconsejado que no lo perdonara. No obstante, el presidente republicano decidió hacerlo de todas formas (últimamente habían reavivado su relación).
Personas cercanas al todavía presidente norteamericano le aconsejaron que no se otorgara el indulto a sí mismo, y tampoco a sus familiares, ya que con esta acción daría a entender que son efectivamente culpables de delitos.