Las palabras “seis de octubre” generan escalofríos incluso tras 46 años. O al menos deberían hacerlo, asumiendo que las lecciones de la guerra de Yom Kipur de 1973 fueron aprendidas e interiorizadas.
El domingo, faltando pocos días para otro Yom Kipur, el Gabinete de Seguridad acordó reunirse por primera vez desde las elecciones de septiembre, pese al caos político, para discutir “una situación sensible”.
A esta altura, es imposible saber si realmente hay algo serio o si es otra manipulación política. Porque se siente que todo forma parte de la campaña electoral. Aunque me encantaría que todo haya sido una manipulación, de todas formas quiero que los asuntos discutidos sean serios.
Hay dos similaridades perturbadoras entre 1973 y 2019. La primera es que hay un partido político en el gobierno que ante los ojos de gran parte del público es invencible y puede salirse con la suya prácticamente siempre. La segunda es el hecho de que la inteligencia en materia de defensa se está haciendo pública -si abres los ojos y miras con detenimiento.
Anwar Sadat, quien en esa época era el presidente de Egipto, un año antes de la guerra describió con detalles en una entrevista con Newsweek cómo un millón y medio de soldados egipcios se estaban preparando para una guerra de la cual su régimen no podía escapar.
Al igual que Sadat, muchos discursos del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, también revelan sus objetivos principales en lo que respecta a Israel -la ocupación del norte de Galilea y fuego pesado de cohetes.
Sin embargo, el presunto ataque iraní contra los campos petroleros sauditas muestra que Israel pasó años aprendiendo a neutralizar armas de guerras en las que ya luchó. Construimos sistemas de defensa contra misiles balísticos mientras los iraníes desarrollaban misiles de crucero.
Aunque nuestras instituciones de defensa han registrado cientos de grandes logros, ¿qué hay de la infantería y las brigadas blindadas? ¿Podrá el frente doméstico soportar una guerra abierta?
Más allá del giro político que se le quiera dar, una guerra contra Irán y sus agentes regionales es inevitable. Según las estimaciones de inteligencia (las cuales a este punto ya son públicas), esta incluiría fuego pesado de cohetes desde Gaza, Irán, Irak, Siria y el Líbano, países donde también se desarrollaría combate terrestre.
¿Estamos preparados para enfrentarnos a un constante bombardeo contra nuestra población civil? ¿Podremos soportar impactos de misiles que romperían nuestro espíritu?
Israel en 2019, al igual que en 1973, es una víctima de su propio concepto. Sin embargo, esta vez es un concepto político: un paquete de percepciones sobre la izquierda contra la derecha, ultraortodoxos contra seculares, árabes contra judíos, que dictan quién votará a quién en las elecciones, y quién se unirá a quién en un gobierno de coalición.
Todas estas peleas políticas nos ponen en una posición vulnerable, en la que la próxima guerra nos sacudirá como no nos han sacudido desde que aquellas sirenas sonaron el 6 de octubre de 1973.
First published: 20:39, 06.10.19