"O bien Netanyahu –dice una persona que en el pasado reciente ocupó un puesto central en la mesa de toma de decisiones y está familiarizada con las relaciones entre el escalón político y los jefes de las fuerzas armadas y la comunidad de inteligencia– sabía que Israel violaría el alto el fuego y lanzaría una serie de ataques agresivos en Gaza, incluidos asesinatos selectivos en la Franja de Gaza, o Netanyahu no sabía que se iba a llevar a cabo una operación de este tipo, y precisamente entonces, cuando más necesitaba otro gran acontecimiento noticioso nacional que desviara sus ojos de la purga que está llevando a cabo en el Shin Bet, la conferencia de Janucá llega demasiado tarde, es la oportunidad operativa para embarcarse en un camino que muy rápidamente sumirá a ambos bandos en una guerra total, o al menos concentrará a todos en lo que está sucediendo allí."
Según la Oficina del Primer Ministro, la operación, que se lanzó en la noche del lunes al martes, fue aprobada por Netanyahu durante el fin de semana, es decir, el viernes o el sábado. El domingo, cuando Netanyahu supo que el establecimiento de defensa estaba en las etapas finales del evento, convocó a Ronen Bar para despedirlo. "Una bandera negra de conflicto de intereses, ilegalidad e irregularidad ondea sobre la decisión", dicen altos funcionarios del sistema judicial.
Pero a Netanyahu le interesan otras cosas. Convocó a Bar en un momento en el que, si quitamos el tiempo que le llevaría a Bar llegar a Netanyahu, menos 14 minutos de reunión, exactamente la última media hora antes de las transmisiones televisivas nocturnas. Es un poco menos considerado con la operación planeada, porque Bar se vio obligado a abandonar un maratón de reuniones aprobando planes para el ataque.
Dejando a un lado el cinismo, el hombre con el que hablamos dijo: "Sin razón aparente, hasta el domingo, Netanyahu no iba a despedir a Ronen Bar, y de repente se volvió muy urgente despedirlo, a pesar de la operación planeada. En otras palabras, Netanyahu sabe que algo está a punto de suceder que llevará partes del Shin Bet al límite. Está conmocionando consciente y deliberadamente al Shin Bet hasta la médula. Este incidente y el agudo choque que Netanyahu sabe que causará están creando un terremoto que ciertamente no ayuda a nadie, y ciertamente no al propio Netanyahu, a funcionar en armonía con el hombre al que acaba de despedir en lo que vendrá dos días después".
Mientras tanto, el debate del gobierno sobre la destitución de Bar creará dificultades constitucionales muy significativas, y la decisión, si se toma, es dudoso que pase la prueba del Tribunal Superior de Justicia. Otros están seguros de que las razones que llevaron al primer ministro a tratar de destituir a Bar en primer lugar –incluida la investigación del Catar-gate, la investigación de Feldstein y el resumen de la investigación interna del Shin Bet que implícitamente culpó también a Netanyahu– siguen siendo válidas y, por lo tanto, Netanyahu no se rendirá, y al igual que con el despido de Galant, continuará hasta que se encuentre un momento más conveniente para deshacerse de él.
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Benjamín Netanyahu y Yoav Galant. El primer ministro insistió hasta que logró destituir a su ministro de Defensa.
(Amir Cohen, Reuters)
La pregunta que se hace un activista y publicista conectado con el círculo de Netanyahu es: "¿Cómo suceden cosas como ésta y nadie en el círculo del primer ministro habla de ello? No hay controles ni equilibrios". Sin oposición, sin escalón político, sin restricciones, sin un adulto responsable: Israel está volviendo al barro de Gaza, sin un plan real para el futuro.
Sin críticas
Mucho se ha escrito sobre el sistema de consideraciones que guían a Netanyahu en la toma de decisiones sobre seguridad nacional, pero poco se ha dicho sobre los controles y equilibrios que son necesarios en una democracia. "Hemos pasado a un régimen con dos poderes: el Tribunal Supremo y el primer ministro", escribió un alto funcionario de seguridad que recientemente dejó su puesto a uno de sus conocidos. "No hay Knesset ni gobierno, son organismos que están supeditados al primer ministro. El Ministerio de Defensa, la policía y el Shin Bet están en un estado de lealtad a Bibi, antes de su compromiso con el Estado y la ley. No hay una oposición activa o efectiva. Y sólo la Corte Suprema, junto con la calle y los medios de comunicación, puede tener un impacto".
Otra persona –que está muy familiarizada con los secretos del gobierno y su relación con la Knesset– dijo: "Todo el mundo está ahora mirando al jefe del Shin Bet o a la fiscal general, y a la cuestión de si Netanyahu logrará despedirlos. Esta es una pregunta importante, pero al final son oficinistas. Y hay un límite en el tiempo que pueden permanecer en el cargo por la fuerza, contrariamente a la opinión de sus superiores, los ministros y el primer ministro".
"La historia es la oposición, la coalición, los ministros, y no tienen peso, ni importancia, ni influencia en las decisiones. No tiene sentido entrar en los problemas del rival y por qué insisten cada vez no sólo en no marcar frente a una portería vacía, sino también en no intentar patear. Al fin y al cabo, por poner un ejemplo, el dinero recibido de la financiación del partido podría haberse utilizado para organizar manifestaciones y cuarteles de protesta. Podría, pero no se hizo. Simplemente no son actores. Pero no son solo ellos. La coalición y el gobierno tampoco están en el campo. El escalón político simplemente no existe."
Y así, nadie detuvo a Netanyahu y Katz, ni los ministros, ni los burócratas, ni la nueva cúpula militar que acaba de asumir el cargo, gracias a Netanyahu y Katz.
Los destinos en conflicto
La oficina del primer ministro dijo en un comunicado que el ataque en Gaza tenía la intención de "lograr los objetivos de la guerra establecidos por el escalón político, incluida la liberación de todos nuestros rehenes, los vivos y los muertos". Pero, de hecho, incluso las fuentes de más alto rango en el establishment de defensa creen que Israel debería haber lanzado un ataque después de que se extendiera el alto el fuego (porque Israel violó el acuerdo que firmó y Hamas no estaba listo para otro acuerdo) y coinciden en que es difícil ver cómo este ataque y los ataques agresivos planeados lograrán traer a los rehenes, o al menos a la mayoría de ellos, a casa.
Y nadie se detuvo a decir que Israel había violado el acuerdo, que Hamás no había cambiado sus exigencias, y que no podía ser que Israel, como se ha afirmado repetidamente, pasara a la ofensiva "para que Hamás volviera a las negociaciones", porque Hamás estaba en la mesa todo el tiempo e Israel era el que no estaba. O, como se dijo en el anuncio de la operación, que Hamás rechazó todas las ofertas de los mediadores, no porque no hubiera tales propuestas, sino porque no había tales propuestas, sino para apegarse al acuerdo, una oferta que Israel rechazó a pesar de ser signatario del acuerdo.
En enero de 2024, escribimos aquí que "Israel, el establishment de defensa, las FDI, el Mossad, el Shin Bet, el Ministerio de Defensa y el séquito del primer ministro son como un tonto en un casino, o simplemente alguien abrumado por la confianza en sí mismo, que se mete en el juego y comienza a meter monedas en la máquina. Y, a pesar de que pierde y gana unas pocas monedas como máximo, sigue haciendo lo mismo, y en el medio pierde todo el dinero y no entiende que al final el casino siempre gana".
Israel ha afirmado en repetidas ocasiones que es posible lograr los dos objetivos de la guerra y que sólo la presión militar logrará el regreso de los secuestrados, a pesar de que se ha demostrado una y otra vez que es todo lo contrario. Es imposible conseguir los dos objetivos, y al final no se consigue ninguno, y la presión mata a los rehenes. Cuarenta y un secuestrados han entrado vivos en Gaza y han muerto desde entonces –como se revela en la investigación del New York Times (de la que el abajo firmante fue uno de los firmantes)– y el gobierno ha estado arrastrando los pies y, a veces, saboteando activamente los esfuerzos para devolverlos. Esto, por supuesto, no impide que Netanyahu se jacte de que "hasta ahora el primer ministro ha logrado devolver a 196 secuestrados de los 255". Sólo olvidó decir cuánto tiempo tuvieron que permanecer la mayoría de ellos en las mazmorras de los túneles de Hamas y cuántos de ellos podrían haber regresado a casa con vida. Sólo en el mundo de Netanyahu podemos ver el éxito del secuestrado que entró vivo en Gaza y regresó de allí en un ataúd. Así, los nombres de algunos de los asesinados en el túnel de Tel a-Sultan estaban en la lista de un acuerdo que Netanyahu frustró.
Sólo en el mundo de Netanyahu podemos ver el éxito del secuestrado que entró vivo en Gaza y regresó de allí en un ataúd.
No hay ningún miembro de la Knesset de la coalición o un ministro que le diga a Netanyahu que la verdad es que nadie conoce la conexión entre "Israel actuará contra Hamas con una fuerza militar cada vez mayor" y la liberación de los rehenes después de que se haya demostrado que la presión militar no pone de rodillas a Hamás. Nadie sabe cómo los ataques contra Hamas llevarán a los secuestradores ante la justicia, y hay unos pocos en el establishment de seguridad que no creen que estén exponiendo a los secuestrados a un grave peligro. El funcionario que se encarga de los secuestrados, en la Oficina del Primer Ministro, abordó la cuestión: "Hacemos hincapié en que los planes para el uso del fuego están sincronizados y coordinados con el Cuartel General de Prisioneros y Personas Desaparecidas de acuerdo con el panorama actual de los servicios de inteligencia que tenemos con respecto a los secuestrados, incluida la dimensión de incertidumbre que existe en él". Las familias de los abducidos leen este mensaje, que es un poco un colapso lógico en sí mismo, y principalmente dice que los abducidos están en segundo lugar. "No podía respirar porque estaba muy preocupado", dijo uno de los familiares de los secuestrados.
En lugar de pensar en cómo liberar a los rehenes, la gente de Netanyahu está ocupada asegurándose de que los profesionales no hablen. A los implicados en los asuntos de los prisioneros y desaparecidos en el establecimiento de seguridad y en la comunidad de inteligencia (todos menos los tres colaboradores cercanos de Netanyahu que se ocupan del asunto, Gal Hirsch, Ofir Falk y Ron Dermer) se les dio la orden inequívoca de no hablar, de no actualizar, de no asentir, de no tararear. Ni con las familias de los secuestrados, ni con ningún elemento extranjero, incluidos, y quizás especialmente, los funcionarios estadounidenses.
La Administración de los Secuestrados dejó claro a las familias que "en cuanto a los efectos [del ataque a Hamas] en las negociaciones, el Comando de Prisioneros y Personas Desaparecidas no podrá abordar las preguntas relativas a las negociaciones llevadas a cabo a nivel político". Otro intento de asegurarse de que nadie escuche cuál es la verdadera opinión de los profesionales sobre las acciones del gobierno.
