El asunto del Catar-Gate no hace más que ramificarse, complicarse cada vez más, y prueba de ello es la frecuencia de los vídeos que salen de la dirección del primer ministro Benjamín Netanyahu y las numerosas declaraciones hechas por los shofares en nombre de Bibi contra el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, en un intento de desviar el fuego de cualquier manera posible de las serias sospechas contra la Oficina del Primer Ministro. Principalmente en medios de comunicación afiliados a Netanyahu, pero no sólo ellos, principalmente en todo lo relacionado con el intento de enturbiar la imagen de Egipto.
No es ningún secreto que Catar y Egipto tienen una rivalidad feroz y de larga data. La corriente religiosa dominante en Catar es la de los Hermanos Musulmanes. Fue el hogar de los clérigos de alto rango que han representado esta corriente en las últimas décadas, incluido el jeque Yusuf al-Qaradawi, originario de Egipto, quien es considerado el árbitro religioso más importante de los Hermanos Musulmanes. Hamás veía a Qaradawi como una autoridad espiritual y fue él quien realmente legitimó los atentados suicidas de Hamás a principios de la década de 2000. Tras el golpe de Estado de los Hermanos Musulmanes en Egipto en 2011, regresó a El Cairo, y tras el derrocamiento de los Hermanos Musulmanes por Abdel Fattah al-Sisi y sus hombres, Qaradawi regresó a Catar, donde murió en 2022. Los Cataríes, por supuesto, operan el canal de noticias Al-Jazeera, que es conocido por su línea crítica contra El Cairo, y los egipcios han cerrado las operaciones de la estación más de una vez en el país. Es mucho más que una rivalidad nacional, se trata de un odio abismal basado en lo religioso, lo político y muchas cosas más. Una verdadera hostilidad que se traduce en todos los ámbitos posibles.
Ya al comienzo de la guerra surgieron preguntas sobre la decisión de Israel de apostar por Catar como mediador dominante en los acuerdos de rehenes y no en Egipto. Sin embargo, Catar acogió a los líderes de Hamás y financió a la organización terrorista durante años y años. En los medios de comunicación israelíes de la época se mencionaron diversas razones por las que se debía permitir a Catar dirigir las negociaciones con Hamás. Sin embargo, en los últimos meses se ha producido un fenómeno casi perturbador, aun en aquellos medios de comunicación sesgados, o que cubren a Netanyahu con simpatía.
Una y otra vez, han surgido informes sobre los preparativos egipcios para la guerra con Israel, preparativos que nunca existieron. Fotos y videos que se publicaron, algunos de hace unos años, otros tomados de videos promocionales del ejército egipcio, y se convirtieron en evidencia de los preparativos egipcios para la guerra. Estas declaraciones fueron publicadas principalmente en medios de comunicación afiliados a Netanyahu, por "periodistas" que eran considerados portavoces del gobierno.
Una y otra vez, las cosas fueron revisadas, y una y otra vez el establecimiento de defensa dijo que no había tal cosa. De hecho, hubo refuerzos aquí y allá, pero todo se hizo con el conocimiento y el consentimiento de Israel. No se enviaron tropas al Sinaí con la intención de luchar contra Israel, y no se registraron refuerzos extraordinarios que justificaran los informes de los preparativos egipcios para la guerra. Y ahora surge la pregunta: ¿Quién estaba detrás de estos informes en Israel? ¿Es una coincidencia que principalmente los periodistas que se consideran cercanos a Netanyahu se apresuraran a informar sobre esto?
Un ejemplo igualmente preocupante es un informe difundido por un periodista considerado cercano a la oficina de Netanyahu, que nunca ocultó su admiración por él. "Shofar" en resumen. Él, y más tarde otros partidarios de Netanyahu, difundieron un libelo que nunca existió y nunca se creó, porque el 7 de octubre, el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, llamó al jefe de la inteligencia egipcia, quien habló con Yahya Sinwar, quien deliberadamente los engañó y les hizo creer que no hubo ningún ataque de Hamás.
En otras palabras, quien se tomó la molestia de difundir esta noticia trató de golpear dos pájaros de un solo tiro: El Cairo y la cabeza del Shin Bet. Es posible que se activaran sin saberlo, pero también es posible que contribuyeran al esfuerzo de uno de los miembros del trío, Einhorn, Urich y Feldstein.
La conclusión es que alguien se tomó la molestia de difundir información falsa contra Egipto, a través de periodistas que apoyan a Netanyahu, y creó una grave tensión diplomática con el aliado más importante de Israel en Oriente Medio. Ya no se trata de un "ejercicio de influencia". Hoy en día, todos los ejércitos y cuerpos de inteligencia tienen cuerpos influyentes diseñados para dañar al enemigo y debilitarlo desde adentro. Pero esta vez aparentemente fueron personas de la Oficina del Primer Ministro las que actuaron contra el público israelí, contra los ciudadanos israelíes. Y esto ya es seguridad, anarquía y un peligro para el Estado.
