La idea dominante en comentarios occidentales sobre la respuesta adecuada a los continuos ataques de Irán es evitar la escalada. Concretamente, por su peligro y la necesidad de evitarla, o más explícitamente de "des-escalar".
Se trata de un planteamiento absurdo.
Su implicación práctica es que cualquier agresor, no sólo Irán, puede atacar a Occidente, y luego estar protegido de contramedidas por la necesidad percibida de evitar el llamado "ciclo de escalada", el concepto singularmente simplista que sostiene que un contraataque por una parte puede conducir a una cadena de represalias de escala cada vez mayor. En esencia, la preocupación por la escalada se convirtió en una excusa fácil para la inacción total o la acción insuficiente ante los ataques contra los intereses occidentales.
La obsesión de Occidente por la desescalada forma parte de un problema mayor: el deseo de que una solución diplomática, incluso un avance diplomático, resuelva las crisis de seguridad como por arte de magia.
Mark Dubowitz y Jonathan Schanzer, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, etiquetaron correctamente cómo "política de no confrontación", una idea que fue iniciada por el ex presidente de EE.UU., Barack Obama.
Michael Oren diagnosticó las consecuencias, que "al mostrar miedo, en lugar de firmeza, ante la agresión iraní, Estados Unidos sólo está invitando a la derrota". En la actualidad, éstas siguen siendo opiniones minoritarias, por lo que Occidente continúa en su obstinada búsqueda de soluciones diplomáticas a problemas que sólo pueden resolverse por la fuerza armada.
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Dos hombres ondean las banderas de Irán y Hezbolá junto a la frontera israelí, antes de la guerra.
(AP)
Una plaga de ilusiones
El compañero esencial de la búsqueda inútil de la desescalada es la idea ilusoria, del tipo exhibido prominentemente por los funcionarios de inteligencia que dijeron a la CNN que el asesinato de tres soldados en Jordania el 28 de enero sorprendió y preocupó a Irán. Esto a pesar de que a finales de enero, las fuerzas estadounidenses habían sido atacadas unas 166 veces en Irak y Siria. Si a Irán le preocupara matar estadounidenses, las milicias que entrena y equipa no estarían atacando bases estadounidenses con una frecuencia sustancialmente superior a dos veces al día, por término medio.
Esta incapacidad para comprender objetivamente la realidad es también la única fuerza motriz sustantiva de la carta de 800 funcionarios occidentales anónimos contra la política israelí, que acusa ridículamente a Israel de despreciar "toda la importante experiencia antiterrorista adquirida desde el 11-S" y procede a afirmar que las operaciones de las FDI en Gaza "no contribuyen al objetivo de Israel de derrotar a Hamás", un ejemplo de asfixiante estupidez que es raro incluso en el mundo moderno.
Las acciones de Israel muestran el camino
Los múltiples ataques aéreos en Siria por parte de las FDI que causaron la muerte del personal militar llevaron a Irán a retirar a altos oficiales del país, y demuestran su "aversión a verse arrastrado directamente a un conflicto". Para ser mas claros. A los iraníes no les gusta que maten a sus oficiales y temen que Israel lo haga cada vez con mayor frecuencia si continúan atacándolos.
La indecisión occidental hace que se cumplan simples predicciones
Es muy lamentable que la política estadounidense sea actualmente incapaz de seguir ese rumbo. No me complace recordar que el 15 de enero escribí que "la disuasión estadounidense y occidental fue implosionando" y que los ataques contra los Houthis no bastaban para lograr resultados duraderos.
El 19 de enero, volví sobre el mismo tema y subrayé que Irán "está actuando naturalmente con una moderación cada vez menor" en ausencia de una presión militar sostenida. No hace falta ser un profeta para predecir correctamente los acontecimientos, que dependen de la continua falta de voluntad de Occidente para atacar a sus enemigos con suficiente fuerza.
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Los hutíes, respaldados por Irán, controlan la mayor parte de la costa del Mar Rojo de Yemen.
(AP)
La inutilidad de los ataques limitados llevados a cabo hasta ahora contra Yemen se pone de manifiesto por el hecho, recogido por la BBC, de que desde los primeros ataques del 11 de enero, las salidas a través del Mar Rojo siguieron cayendo, con un descenso adicional del 29% a principios de febrero. Paralelamente, los Houtís reanudaron ataques con misiles de largo alcance contra Israel, que provocó otra interceptación por el costoso sistema Arrow 2.
Se acerca el punto de ruptura
La situación no puede continuar así y no lo hará. O cambia el rumbo de la política occidental, o Irán y otros países asumirán que se volvió incapaz de defenderse con eficacia, y todas las fuerzas occidentales y prooccidentales de Oriente Próximo se verán sometidas a una presión cada vez mayor.
La administración Biden, que tardó dos días tras el asesinato de los soldados estadounidenses en confirmar anónimamente que había formulado un plan de respuesta, y luego esperó dos días más para ponerlo en práctica tras este anuncio, es funcionalmente incapaz de disuadir a Irán. Es adicto a una política de ataques cuidadosos y limitados, que Irán y sus amigos aguantarán.
A menos de 280 días de las elecciones, es obvio para todos que la prioridad de casi todos los políticos estadounidenses es la política electoral, no la defensa nacional.
En estas circunstancias, el punto de ruptura no tardará en llegar. No adoptará la forma de un ataque iraní masivo, ni siquiera de tamaño medio, contra las fuerzas estadounidenses o los intereses norteamericanos en Oriente Medio. Es mucho más probable que Irán presione a la administración estadounidense para que satisfaga dos de sus mayores deseos: retirar fuerzas de Irak y Siria y obligar a Israel a poner fin a sus operaciones en Gaza.
Biden, que ya llevó a Estados Unidos a un callejón sin salida, se enfrentará entonces a la elección inmediata de tomar medidas mucho más enérgicas o presidir un colapso final de la credibilidad estadounidense.
El problema se agrava mucho más por el hecho de que la alternativa más probable a Biden es Trump, a quien el ex asesor de Seguridad Nacional de este último, John Bolton, describió como "no apto para ser presidente" y como susceptible de ser especialmente descuidado si es elegido para un segundo mandato porque no podría presentarse a un tercero y, por tanto, prestaría menos atención a la presión pública.
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"Seguiremos luchando por tierra, aire y mar hasta la victoria", dice Netanyahu.
(GPO)
A menos que Nikki Haley pueda cerrar la brecha con Trump en las primarias de su estado natal en Carolina del Sur, Estados Unidos será dirigido durante los próximos cuatro años por uno de los dos hombres que son completamente moral e intelectualmente inadecuados para cualquier cargo político, y mucho menos para el de Presidente.
Un gran número de países, Israel incluido, estarán en grave peligro.
