El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
EPA
Tropas y tanques de las FDI en Beirut durante la Primera Guerra del Líbano de 1982.

El detrás de escena de las negociaciones con el Líbano

Análisis: Iniciar conversaciones sobre la frontera marítima conlleva otros beneficios. Una esperanza de hacer lo mismo en Gaza y el efecto secundario de desarmar políticamente a Hezbollah.

Giora Eiland - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Recientemente se nos informó que Israel y el Líbano llevarán a cabo negociaciones directas sobre su frontera marítima compartida.
Hace aproximadamente 20 años, Israel decidió retirarse del Líbano a una frontera reconocida internacionalmente. El problema radica en el hecho de que una frontera reconocida internacionalmente se reconoce como tal sólo si los dos países que la comparten coinciden en sus coordenadas precisas.
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Tropas y tanques de las FDI en Beirut durante la Primera Guerra del Líbano de 1982.
Tropas y tanques de las FDI en Beirut durante la Primera Guerra del Líbano de 1982.
Tropas y tanques de las FDI en Beirut durante la Primera Guerra del Líbano de 1982.
(David Rubinger)
Dado que el Líbano se negó con vehemencia a iniciar un diálogo directo con Israel, el entonces primer ministro de Israel, Ehud Barak, logró persuadir a las Naciones Unidas de que, para la retirada, Israel negociaría con la ONU y la línea acordada entre los dos lados se consideraría la frontera.
De hecho, esto es lo que finalmente sucedió. Israel y la ONU acordaron la "Línea Azul", una frontera terrestre temporal que fue reconocida por la comunidad internacional.
¿Pero de la frontera marítima que ahora está bajo observación? Existen tres métodos comunes para marcar dicho borde. Israel ha optado por marcar su frontera con una línea que se encuentra a 90 grados de la costa. Así, la línea fronteriza marítima con Líbano es la que mira al noroeste hacia el Líbano.
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Soldados de las FDI patrullan la frontera con el Líbano.
Soldados de las FDI patrullan la frontera con el Líbano.
Soldados de las FDI patrullan la frontera con el Líbano.
(AP)
El Líbano eligió un método diferente, y estableció que la frontera marítima es una continuación de la frontera terrestre. Según este método, la frontera es una línea recta que mira al oeste de Rosh Hanikra, que se encuentra en la esquina más al noroeste de Israel.
Por lo tanto, ha surgido una controversia respecto de la frontera marítima que han establecido ambos países. En el año 2000, la ONU decidió no pronunciarse sobre el asunto, creando así un estado de desacuerdo continuo.
Años más tarde, cuando se encontraron grandes depósitos de gas en la zona, el problema se volvió más acuciante. Durante los últimos años se han producido negociaciones indirectas secretas y entrecortadas entre los dos estados sobre el tema.
El mismo hecho de que se celebren negociaciones entre Israel y el Líbano tiene implicancias positivas que van más allá de la necesidad de resolver el conflicto. En primer lugar, por primera vez desde los años 90, se están iniciando negociaciones directas entre las dos naciones que formalmente están en guerra.
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Combatientes de Hezbollah marchan en el Líbano.
Combatientes de Hezbollah marchan en el Líbano.
Combatientes de Hezbollah marchan en el Líbano.
(Reuters)
En segundo lugar, la resolución de esta disputa permitirá a los dos países buscar bolsas adicionales de gas en el área.
En tercer lugar, las negociaciones son una pérdida clara para el grupo terrorista Hezbollah, con sede en el Líbano, que hasta ahora ha impedido las negociaciones. No sólo porque se opone a cualquier diálogo directo con Israel, sino también porque su líder, Hassan Nasrallah, se dio cuenta hace mucho tiempo de que si quería lanzar una campaña militar contra Israel tendría que argumentar que era en defensa de los intereses nacionales libaneses.
Mientras se mantenga la disputa sobre la frontera marítima, la organización puede seguir afirmando que Israel está robando los recursos naturales del Líbano y que ésta es una razón justificable para ir a la guerra.
Si las negociaciones entre el Líbano e Israel realmente dan frutos, echarán la alfombra debajo de los pies de Nasrallah, que se quedará sin argumentos para el terrorismo.
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El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
(EPA)
En cuarto lugar, las negociaciones sientan un precedente. Las conversaciones directas sobre un tema también podrían conducir a más negociaciones sobre otros asuntos. Los países vecinos, enemigos o no, comparten inevitablemente intereses comunes.
Un acuerdo de paz entre Israel y el Líbano está muy lejos. Pero cualquier acuerdo de normalización entre los dos estados es una buena señal.
Pase lo que pase, el manejo de la cuestión por parte de Israel merece elogios, especialmente para el ministro de Energía, Yuval Steinitz, quien ha tratado durante años de llegar a un acuerdo sobre la frontera marítima con el Líbano.
El quinto y último beneficio de tales negociaciones no concierne al Líbano, sino a la Franja de Gaza. Si Israel puede demostrar que es posible llegar a un acuerdo basado en intereses comunes con el Líbano, puede ser posible mostrar más creatividad con respecto a un acuerdo con el enclave dirigido por Hamas.
El mayor general (retirado) Giora Eiland es exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel
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