Es importante prestar atención al ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, que resumió de forma sucinta el incidente del sábado con los drones en torno al campo de gas israelí de Karish.
"Me gustaría que el enfrentamiento entre Hezbollah y las FDI no se hubiera producido", aseguró Habib. "No nos interesan los conflictos innecesarios. Líbano se enfrenta a problemas mucho mayores", agregó el ministro.
También dio una noticia interesante: Israel y Líbano están cerca de llegar a un acuerdo sobre los yacimientos de gas en alta mar a lo largo de su frontera marítima compartida.
Reveló que un alto representante de la ONU y el enviado de energía de Estados Unidos, Amos Hochstein, se encontraban en las etapas finales de delinear las fronteras que ambas partes están dispuestas a aceptar y que espera que el esquema se presente en septiembre.
El incidente del sábado exhibe los dos estados que operan dentro del Líbano: uno dirigido por políticos y militares y el otro dirigido por Hezbollah bajo los auspicios de Irán.
Mientras tanto, los ciudadanos libaneses luchan desde atrás, la mayoría vive en la pobreza y su sufrimiento se ve agravado por la explosión del puerto de Beirut en 2020 que mató a docenas de personas e hirió a muchas más.
No sólo mató e hirió, también provocó el éxodo de jóvenes libaneses fuera del país. Puso de manifiesto la evidente brecha entre el Líbano civil y el Líbano de Hezbollah, respaldado por el régimen mulá de Irán.
Mientras tanto, el líder del grupo, Hassan Nasrallah, trató de apaciguar a los políticos de Beirut afirmando que los tres aviones lanzados por Hezbollah estaban desarmados y se encontraban en una "misión de reconocimiento sobre una zona en disputa", misión que declaró un éxito.
Pero la realidad cuenta una historia diferente. Israel destruyó los aviones no tripulados, lo que obviamente no impidió a Nasrallah nombrar esta última misión en honor al primer aviador del grupo, Jamil Skaf, que murió cuando se dirigía a una misión suicida sobre Israel hace 15 años.
Las circunstancias de su muerte se mantuvieron en secreto hasta el gesto póstumo del secretario general del grupo armado.
El enviado especial de Estados Unidos, Amos Hochstein, estuvo trabajando con altos representantes militares y civiles de Líbano, con la ayuda de la embajadora estadounidense Dorothy Shia.
Todos los participantes en las conversaciones ignoraron a Hezbollah o lo consideraron como una simple molestia. En una reunión celebrada el fin de semana, los representantes de 21 Estados miembros de la Liga Árabe, excluyendo a Siria, que fue expulsada debido a la guerra civil que se desarrolla en el país, se apresuraron a manifestar su apoyo al Líbano.
Pero la pregunta sigue siendo cuál es exactamente esa posición y quién la lidera: ¿el Estado libanés o Hezbollah, apoyado por Irán?
"Las acciones de Hezbollah perjudican ante todo la soberanía libanesa. Ojalá el grupo no hubiera enviado el avión", explicó Ghyath Yazbek. "¿Qué conseguiríamos con ello?", se preguntó.
Por otro lado, Hezbollah celebró lo que denominó una victoria publicando el clip de las FDI sobre el derribo de los vehículos aéreos no tripulados, en repetidas ocasiones en las redes sociales.
Y por si hubiera alguna duda sobre el grito de victoria de Nasrallah, el vídeo se compartió en las redes sociales de Beirut.
Mientras tanto, dos conocidos de la capital libanesa me preguntaron si sigue en pie la oferta del ministro de Defensa, Benny Gantz, del año pasado de suministrar alimentos al Líbano para su población necesitada.
No sabía qué responder, así que transmito su petición a dirigentes israelíes.
