El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está tratando de apagar un incendio que amenaza con incinerar la naturaleza bipartidista de la relación entre su país e Israel. Sucede que, a raíz del último conflicto en Franja de Gaza, muchos integrantes del Partido Demócrata apuntaron contra el Estado judío, rompiendo con una tradición de años de apoyo.
"No hay ningún cambio en mi compromiso con la seguridad de Israel”, declaró el jefe de Estado el viernes pasado, horas después de que entrara en vigor un alto el fuego. Y añadió: "Dejemos algo en claro: hasta que la región no reconozca de manera inequívoca el derecho de Israel a existir como un Estado judío independiente, no habrá paz”.
Sus declaraciones fueron en línea con sus acciones, ya que la semana pasada, desde la Casa Blanca, bloqueó más de una ronda de negociaciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la intención de darle más tiempo a Jerusalem para responder los bombardeos de Hamás. Además, en todo momento reconoció el derecho de Israel a defenderse y abrir fuego contra un enemigo que lo amenazaba.
Sin embargo, a pesar de ser el presidente, Biden no tiene la última palabra en todos los asuntos. Por caso, en muchas cuestiones, el Congreso tiene gran peso. De este modo, un número relativamente pequeño de demócrata, pero cada vez más expresivo, utilizó los 11 días de hostilidades para desafiar públicamente las acciones israelíes frente a a los palestinos.
"La mayoría de los miembros del Congreso, unos 350 senadores y representantes, tanto republicanos como demócratas, condenaron públicamente los ataques terroristas respaldados por Irán y defendieron el derecho de Israel a defender a sus ciudadanos de los cohetes de Hamás", declaró Jeff Mendelsohn, director ejecutivo de América pro-israelí.
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Hace algunos días, el senador Bernie Sanders buscó detener una venta de armas estadounidenses a Israel.
(AFP)
“Desafortunadamente, el pequeño pero fuerte coro de voces en contra de Israel optó por demonizar al país y trabajó activamente para socavar la capacidad de nuestro aliado democrático para defenderse contra ataques implacables. Sus propuestas de cortar la asistencia en un momento de necesidad solo avivaron aún más el fuego y la violencia provenientes de Hamás, y envalentonarán a Irán y sus representantes en el futuro", agregó.
Por otra parte, John Zogby, un encuestador que durante décadas ha seguido las opiniones de los estadounidense sobre los temas que incumben a Medio Oriente, argumenta que los demócratas liberales ya simpatizan menos con Israel. Y considera que el cambio de tendencia tiene que ver con el mayor porcentaje de congresistas no blancos en el Capitolio.
“El cambio es dramático, tectónico. Hemos visto un crecimiento constante en el apoyo a los palestinos. Si bien hasta ahora nunca había sido un problema de gran intensidad, actualmente se está convirtiendo en un tema de cuña importante, particularmente entre los demócratas, impulsado por votantes no blancos, más jóvenes y progresistas en general”, dice Zogby.
“Hay una población que no es blanca, particularmente entre los demócratas, que es muy sensible ante este tema. Ven a Israel como un agresor. No conocen la historia temprana del Estado judío. Ellos solo conocen las Intifadas, las diversas guerras, el bombardeo asimétrico que ha tenido lugar durante los últimos años y las muertes de civiles inocentes", agrega el encuestador.
A su vez, otros especialistas señalan que las actitudes cambiantes tienen tanto que ver con la política exterior como con los asuntos internos estadounidenses. El primer ministro Benjamin Netanyahu "tomó la decisión estratégica de unir la suerte de Israel al Partido Republicano y al ala derecha", cuenta Jeremy Ben-Ami, presidente de J Street, un lobby de izquierda que se autodenomina en favor del Estado judío.
Los numerosos gestos en favor de Israel de Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos, lo acercaron tanto a Netanyahu que incluso algunas vallas publicitarias electorales del primer ministro han incluido imágenes de ambos. Esencialmente, dicen algunos analistas, debido a esta postura tan unilateral, el apoyo estadounidense a Israel y a los palestinos se politizó más que nunca.
Aun así, solo hay unos 20 demócratas en el Congreso que han estado aplicando activa y abiertamente políticas más beneficiosas para los palestinos, en un detrimento expreso de Israel. Entre ellos se encuentran algunos progresistas de alto perfil, incluido el senador Bernie Sanders, la representante Alexandria Ocasio-Cortez y la representante Rashida Tlaib (de origen palestino).
Sanders y Ocasio-Cortez presentaron recientemente resoluciones para detener una inminente venta de armas privadas de bombas guiadas con precisión a Israel. Inicialmente, el poderoso presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks, de Nueva York, acordó suspender la venta. No obstante, bajo la presión de la Casa Blanca, luego dio marcha atrás.
