Celebraciones religiosas, apertura de sinagogas y funerales masivos: con altas tasas de infección respecto del resto de la población y con violaciones flagrantes a las directivas sanitarias impuestas por el gobierno, algo malo está ocurriendo en la población ultraortodoxa. Vemos cada vez más subgrupos dentro del sector haredí y de la sociedad en general que conscientemente eligen ignorar las restricciones.
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Choques entre policías y manifestantes fuera de una sinagoga en Bnei Brak.
(Shaul Golan)
"Al comienzo de la primera ola, la mayoría del público ultraortodoxo era muy, muy disciplinado", dice Yochai Danino, editor del semanario del movimiento ultraortodoxo sefaradí Shas, Yom LaYom, en una entrevista con Ynet. "Pero ya al final de la primera ola, comenzó una crisis de confianza muy significativa. Las sinagogas fueron las últimas en abrir", agrega.
Danino afirma que las grandes manifestaciones fueron apoyadas por el ministro de Defensa, Benny Gantz, mientras que la apertura de las sinagogas, en cambio, siempre fue postergada. "Si decimos que es una epidemia, entonces no es posible que todo esté abierto y las sinagogas no”, expresa. Y añade: "Para Netanyahu, la economía es importante; para Gantz, las manifestaciones; y para nosotros, las sinagogas. No obstante, es necesario para mí dejar en claro que rezo en casa y solo, como han pedido algunos rabinos que hiciéramos”.
“Al sector ultraortodoxo le duele todo lo que sucede”
Avi Rabina, analista del sitio de noticias ultraortodoxo Kikar Hashabat, se refiere a la conducta de los extremistas jasídicos en el barrio Mea Shearim, de Jerusalem. Para la policía es casi imposible hacer cumplir las directivas sanitarias en este vecindario. "Se llevan a cabo eventos todas las noches", dice, explicando por qué a las fuerzas de seguridad se les dificulta trabajar allí. "Para celebrar eventos religiosos harán todo lo que sea necesario, incluso poner guardia en la puerta”, indica.
Rabina y Danino afirman que la mayoría de los ultraortodoxos aún cumplen las pautas. "El sector haredí cuenta con alrededor de un millón de personas", dice Rabina. "Hay algunos grupos jasídicos que llevan a cabo eventos, como Vizhnitz y Belz y otros en Mea Shearim, pero no se puede decir que por este motivo todos los ultraortodoxos violan las directivas. Por el contrario, el sector haredí cumple las normativas, sólo hay algunos grupos jasídicos extremistas que no lo hacen”.
¿Y el liderazgo ultraortodoxo? Algunos de los referentes de la población haredí contrajeron la enfermedad. Rabina señala que “desde el comienzo de la epidemia, los rabinos han estado pidiendo en diversos medios de comunicación del sector que se rece en espacios abiertos, que se cumplan las directivas y que se sigan los consejos de los médicos. Sólo hay un puñado de rabinos que llaman a violar las pautas”.
La creciente polarización entre el sector ultraortodoxo y el resto de la sociedad israelí a raíz de la crisis del coronavirus le duele a Danino: “Frecuentemente creemos que hemos alcanzado otro pico y que podremos evitar una guerra civil, pero una y otra vez nos engañamos a nosotros mismos. A pesar de que una parte de la sociedad es muy cercana al sector ultraortodoxo, es posible que no pueda soportar a la población haredí, a pesar de que este sector de la sociedad, como mencioné anteriormente, es muy disciplinado y cumple las normas. Las imágenes que se muestran una y otra vez son de hechos relativamente aislados".