Lapid
Yair Lapid, primer ministro de Israel.
Abi Ohayon
Joe Biden, presidente de Estados Unidos; e Yair Lapid, primer ministro de Israel.

Biden, Arabia Saudita, Irán y palestinos: los principales desafíos de Lapid

Análisis. El nuevo primer ministro de Israel asumió su cargo y en dos semanas tendrá una prueba de fuego: la visita del presidente de EE.UU. La alianza de defensa con países árabes, el intercambio de prisioneros con Hamás y relación con la Autoridad Palestina; entre los temas que deberá gestionar en medio de una campaña electoral.

Itamar Eichner - Adaptado por Tom Wichter |
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En la medianoche comenzó oficialmente el mandato de Yair Lapid como primer ministro de Israel. Aunque ocupará el rol de manera interina, la agenda es cargada y el 13 de julio tendrá su primer gran desafío: la visita del presidente estadounidense Joe Biden.
Una recepción exitosa a Biden fortalecerá a Lapid como un jefe de estado que recibe el respeto del presidente de la gran potencia mundial. Pero el flamante primer ministro también necesita que la visita tenga éxito a nivel político: logros tangibles como la promesa de una alianza de defensa con países árabes contra Irán, o algunas medidas que permitan acercarse a una normalización de relaciones con Arabia Saudita.
Los estadounidenses están invirtiendo un gran esfuerzo para acercar posiciones entre Israel y Arabia Saudita. Washington busca cerrar un acuerdo en el que Israel legitime la devolución de las islas de Tirán y Sanafir de Egipto hacia Arabia Saudita, tal como acordaron los países en 2016; a cambio de un compromiso saudí para mantener la libertad de navegación de barcos israelíes en esa zona del Golfo de Aqaba, tal como establece el acuerdo de paz firmado entre Israel y Egipto.
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Joe Biden, Yair Lapid y Ebrahim Raisi.
Joe Biden, Yair Lapid y Ebrahim Raisi.
Joe Biden, presidente de Estados Unidos; e Yair Lapid, primer ministro de Israel.
(AFP/GPO/AP)
Este acuerdo también incluye otras pequeñas medidas que avancen hacia una normalización de relaciones entre Jerusalem y Riad. Por ejemplo: que Arabia Saudita permita a aviones israelíes volar sobre su espacio aéreo. Esto permitirá a la aerolínea israelí El Al achicar dos horas la duración de sus vuelos a Tailandia e India, dos destinos turísticos populares entre los israelíes, y a futuro facilitará el establecimiento de una ruta directa desde Tel Aviv hacia Australia.
En Israel también esperan que la visita de Biden sirva para proyectar un permiso de vuelo para ciudadanos árabes israelíes que quieran peregrinar a Meca, la ciudad más sagrada del islam. Y ansían que el presidente se exprese sobre la alianza de defensa árabe-israelí que se está formando contra Irán.
Una recepción exitosa a Biden fortalecerá a Lapid como un jefe de estado que recibe el respeto del presidente de la gran potencia mundial. Pero el flamante primer ministro también necesita que la visita tenga éxito a nivel político.
Respecto al frente iraní, uno de los desafíos de Lapid será persuadir a Biden de no volver a un acuerdo nuclear con Irán y evitar que se levanten las sanciones económicas contra Teherán. El nuevo primer ministro, que hasta ayer se desempeñó como canciller, cree que Israel debe mantener su política de libertad de acción frente a la amenaza iraní, y continuará acompañando los preparativos del establecimiento de defensa para el caso de que no haya escapatoria y se deba atacar militarmente a Irán.
Otro desafío para Lapid proviene desde la Franja de Gaza, luego de que Hamás difundió un video que muestra a Hisham Al Sayed, ciudadano israelí prisionero en el enclave, vivo y con asistencia respiratoria. Podría ser el inicio de un gran avance en las negociaciones estancadas para permitir el regreso de israelíes retenidos en Gaza, pero no parece que Lapid esté dispuesto a liberar terroristas con cargos de asesinato, tal como exige Hamás.
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Capturas del video difundido por Hamás, con imágenes del israelí Hisham al-Sayed,
Capturas del video difundido por Hamás, con imágenes del israelí Hisham al-Sayed,
Hisham Al Sayed, israelí cautivo por Hamás en Gaza.
(Ynet)
Aunque un acuerdo que permita el regreso de los israelíes podría ser sin duda un logro significativo de su gestión, parece una meta difícil de alcanzar en el contexto de un gobierno de transición. Se estima que la política hacia Hamás seguirá la misma línea que impusieron Bennett y Gantz desde el Ministerio de Defensa: permitir a palestinos que viven en Gaza trabajar en Israel y otorgar nuevas facilidades en función de la situación de seguridad. La estrategia dio resultados, ya que las FDI informaron que el año posterior a la operación Guardián de los Muros fue la etapa más tranquila en el sur israelí en más de una década.
A diferencia de Naftalí Bennett, que evitó todo tipo de acercamiento con el presidente palestino Mahmoud Abbas, Lapid mantendrá canales de diálogo con la Autoridad Palestina, un tema que también es relevante para la administración estadounidense.
Todos estos desafíos Lapid deberá afrontarlos en un contexto de campaña electoral. El debate sobre el elevado costo de vida en Israel asoma como la principal tensión interna. De la gestión, tanto de los temas de seguridad nacional como otros más domésticos, se definirá el futuro político: Lapid puede salir fortalecido, o bien podría Benjamín Netanyahu volver al mando del país después de un año y medio desempeñándose como líder opositor.
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