En otra época se verían imágenes de playas desbordadas de gente a la espera de su momento para tirarse a tomar sol o relajarse en el agua. Pero la realidad dio un giro. La arena caliente fue reemplazada por los sillones de las salas y el sonido de las olas por sirenas de la policía que garantizan la restricción a la circulación.
Para no olvidar el mar y para disfrutar de unas hermosas vistas en tiempos de confinamiento, el fotógrafo israelí, Shimón Perlstein, estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones internacionales, realizó un proyecto fotográfico único durante el tiempo libre que le dio la cuarentena.
“La fotografía costera me permite combinar tres componentes: mar, aire y tierra, que sólo se pueden encontrar allí”, expresó Perlstein. “La combinación de texturas entre el mar, la arena, las rocas, el agua y las personas es única”, explica el fotógrafo.
"En Israel, cada playa tiene terrenos y superficies únicas, que incentivan la creatividad y la curiosidad, y permiten obtener resultados diferentes y sorprendentes en cada salida a fotografiar” cuenta el fotógrafo.
Perlstein admite que su conexión con la fotografía a través del dron se debe al hecho de que la vista desde arriba otorga una perspectiva diferente del mundo, que permite ver cuán chico es el ser humano y cuán a merced de la tierra se encuentra. “Los días que estamos atravesando en Israel y en el mundo nos demuestran que en la vida diaria no nos detenemos a pensar en esa relación con el planeta y lo afortunados que éramos de poder pasear por el mundo”, enfatiza.
Como parte del compilado de imágenes se encuentra la serie “Mariposa en el Mar Muerto”, cuyas fotos le dieron al joven fotógrafo el primer puesto en un reciente concurso.