Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá.
Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá.
Ynet
Bodega Ben Zimra.

Se desploma el turismo en el norte

Los empresarios del sector están desesperados por la situación que persiste desde hace más de medio año: "Todo está paralizado y no tenemos ninguna esperanza", afirman.

Iris Lifshitz Klieger |
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Cien metros separan la línea entre la compensación y la evacuación por parte del gobierno y la vida a la sombra de la guerra en medio de temores de un colapso económico en una zona del norte de Israel susceptible a los ataques de Hezbolá, pero que aún no ha sido designada como zona de evacuación por el gobierno.
Kerem Ben Zimra se encuentra a 4.100 metros de la frontera libanesa, donde todos los negocios turísticos y recreativos están cerrados hace medio año.
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Bodega Ben Zimra.
Bodega Ben Zimra.
Bodega Ben Zimra.
(Maor Kinsbursky)
"Es como si la vida aquí fuera normal, pero nos estamos viniendo abajo", comparte Hila Buzo, gerente de la Bodega Ben Zimra, enclavada en la comunidad de la Alta Galilea. El centro de visitantes, principal fuente de ingresos de la bodega, y la casa particular de su familia, están expuestos frente al pueblo libanés de Maroun al-Ras.
Como muchos otros miembros de la comunidad, Hila y su familia se marcharon y desarraigaron sus vidas, a pesar de que no había ninguna directiva oficial al respecto. "Las reglas del juego dicen que Hezbolá sólo dispara contra los asentamientos evacuados, pero no sé cuándo cambiarán las reglas que se establecieron", dice, expresando su preocupación.
Hace medio año, Hila y su marido agarraron sus cuatro hijos y se marcharon. Trataron de proporcionar cierta normalidad a los niños mientras la escuela, la guardería y el jardín de infancia de la comunidad funcionaban en un formato reducido y desde un antiguo refugio antiaéreo. Desde hace cuatro meses, la bodega y el centro de visitantes que dirigen no recibieron compensación del gobierno, y el marido de Hila tiene que ir a diario a sus campos cercanos a la frontera para recoger fruta.
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Paramédicos del MDA trabajan en la Alta Galilea tras el intenso bombardeo de Hezbolá contra la zona.
Paramédicos del MDA trabajan en la Alta Galilea tras el intenso bombardeo de Hezbolá contra la zona.
Paramédicos del MDA trabajan en la Alta Galilea tras el intenso bombardeo de Hezbolá contra la zona.
(MDA)
"Mi marido y mi cuñado se juegan la vida cada día cuando vamos a trabajar allí, pero no tenemos elección. Cultivamos viñedos y huertos en zonas cercanas a la frontera, y mi marido viaja hasta allí y arriesga su vida porque no sabe si recibirá o no una indemnización del gobierno, y no puede correr ese riesgo. No hemos recibido ni un siclo de indemnización desde que empezó la guerra", remarca Hila.
"Nuestro centro de visitantes, frente al impresionante telón de fondo de Galilea y Líbano, está cerrado", agrega. "Gente increíble nos compra vino a través de nuestra página web y nos apoya. La guerra nos agarró desprevenidos y tenemos gastos que no podemos cubrir, intentando mantener el negocio con fondos privados. La panadería de al lado lucha por sobrevivir, pero nadie se atreve a entrar en el pueblo y pasar por el puesto de control militar que advierte de que no se puede viajar por una ruta peligrosa; para el gobierno, bien podríamos estar en el centro del país", sostuvo.
Además de la bodega, cientos de empresas turísticas del norte se vieron perjudicadas por la guerra y se enfrentan a una crisis económica. Hnedy Braik, propietario de una pensión en los Altos del Golán, describe la situación: "Desde el 7 de octubre, nuestro negocio familiar de auténticas casas de huéspedes drusas está en crisis. La última reserva que recibimos fue el 6 de octubre, y desde entonces no llegó al lugar ni un solo visitante".
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Hila Buzo.
Hila Buzo.
Hila Buzo.
(Cortesía)
Braik, de 39 años, vive en Majdal Shams. "En tiempos mejores, nuestras casas de huéspedes y la singular hospitalidad drusa eran un gran atractivo para turistas de todo el país. Mucha gente celebraba con nosotros, incluido el Séder de Pascua, y experimentaba nuestra hospitalidad culinaria".
"Sin embargo, la guerra actual y el posterior cierre del monte Hermón, que en el pasado era una gran atracción para nuestra zona, detuvo por completo nuestras operaciones. Hoy en día, las calles de Majdal Shams parecen desiertas, sólo hay soldados deambulando. La gente no quiere quedarse donde se oyen disparos de armas y misiles, además de sirenas".
¿Han recibido las indemnizaciones correspondientes?
"Recurrimos al gobierno en busca de ayuda, y recibimos subvenciones, pero en cantidades muy pequeñas. Unas cantidades que no pueden ayudarnos a recuperarnos. Actualmente, es muy difícil ver alguna esperanza de volver a la normalidad. Estamos esperando y rezando para que la situación mejore en nuestra zona y con la esperanza de que vuelvan nuestros visitantes", afirma.
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Un alojamiento en Majdal Shams.
Un alojamiento en Majdal Shams.
Un alojamiento en Majdal Shams.
(Jinan Shakir)
"Por desgracia, la situación no hace más que empeorar, y no se vislumbra ningún vuelco positivo. Se oyen claramente ruidos de explosiones y no nos sentimos seguros, pero intentamos mantener el optimismo y la esperanza de que todo acabe pronto y vuelva a ser como antes", cerró.
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