El Muro de los Lamentos, el Monte del Templo y la iglesia del Santo Sepulcro atraen a millones de turistas cada año. Pero hoy, mientras Israel afronta una dura lucha contra el COVID-19, las famosas puertas de la Ciudad Vieja de Jerusalem están cerradas.
La policía solamente permite el ingreso de residentes de un barrio histórico, que cuenta con alrededor de 36 mil habitantes de diferentes culturas: 27 mil musulmanes, 6 mil judíos, 2.500 cristianos y unos 500 armenios. En menos de un kilómetro cuadrado de superficie, conviven alrededor de 50 iglesias y monasterios, 33 mezquitas y más de 30 sinagogas.
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La Ciudad Vieja de Jerusalem, despoblada debido al cierre general en Israel.
(Ron Peled)
Otros datos interesantes sobre la Ciudad Vieja: se encuentra a una altitud de entre 750 y 800 metros sobre el nivel del mar, el Monte del Templo ocupa el 17% de su superficie y la muralla que rodea al barrio, construida principalmente entre 1536 y 1541 durante el período otomano, suma con sus lados un perímetro de 4,7 kilómetros. Las 142 calles y callejones que lo componen suman una longitud de 19 kilómetros.
Issah Sudah, dueño de un quiosco cerca de la Puerta de Jaffa, asegura que los policías del puesto de control fueron sus únicos clientes del día. “Así es nuestra vida por estos días”, se lamenta. Y las imágenes capturadas en el lugar certifican sus dichos: las calles están vacías salvo por algunos lugareños que deambulan y los típicos mercados que suelen estar llenos de turistas hoy están cerrados.
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Las históricas puertas de la Ciudad Vieja de Jerusalem solamente se abren para residentes del barrio.
(Ron Peled)
En las mezquitas del Monte del Templo y en la explanada del Muro de los Lamentos está permitido rezar en sistema de cápsulas, pero solo hay un puñado de fieles musulmanes y judíos respectivamente. En la plaza de la Iglesia del Santo Sepulcro el panorama es similar: apenas algunos monjes y un artista griego contratado para restaurar algunas áreas.
Mientras tanto, en medio de este extraño silencio, las autoridades aprovechan para realizar algunas obras. Muchas puertas de tiendas se pintaron de colores vivos y se trabaja en remover instalaciones eléctricas improvisadas, hierros y otros peligros que abundan en estos callejones.
