La zona de las excavaciones en el arroyo

Alquimia antigua: así se producía cal hace 12.000 años

Excavaciones en el arroyo de Ein Guev permitieron descubrir cómo se fabricaban las tumbas. Investigadores señalan que se trata del origen de la cerámica.

Ynet - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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La cal, que actualmente se usa en la construcción, se producía hace ya 12.000 años en la zona del mar de Galilea, y formaba parte de los rituales funerarios en esa época y lugar. Eso se desprende de un estudio que llevaron a cabo investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem. A raíz de las excavaciones arqueológicas que se realizaron cerca del kibutz Ein Guev, se encontró una relación directa entre el desarrollo tecnológico y comunitario hasta finales de la Edad de Piedra. Recientemente se publicó un estudio al respecto en la revista Evolutionary Human Sciences.
En un yacimiento arqueológico de la época netofita, de 12.000 años de antigüedad, que se encuentra bajando por el arroyo de Ein Guev, próximo al mar de Galilea, se han llevado a cabo en los últimos diez años excavaciones que arrojan luz sobre la vida en esa época. Ésta se encuentra entre la antigua Edad de Piedra (paleolítica) –cuando los seres humanos vivían en pequeños grupos y se dedicaban a la recolección y a la caza–, y la nueva Edad de Piedra (neolítica), cuando los humanos comenzaron a dedicarse a la agricultura y a criar animales, lo que refleja el desarrollo humano en esos años.
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La zona de las excavaciones en el arroyo
La zona de las excavaciones en el arroyo
La zona de las excavaciones en el arroyo
(Universidad Hebrea de Jerusalem)
En un cementerio único en su género que se descubrió en el lugar, había tumbas cubiertas con una gruesa capa de yeso, lo que formaba parte de los rituales funerarios.
En el estudio, dirigido por el doctor David Prizam, de las universidades de Haifa y de Cambridge, y los investigadores Itai Avadi y Dana Shajam, de la Universidad Hebrea de Jerusalem, se analizó la cal extraída de las tumbas con métodos microscópicos de laboratorio. Los investigadores trabajaron junto con la directora de las excavaciones en el lugar, la catedrática Lior Grossman, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalem.
Para producir la cal, que se considera resistente y con mucha plasticidad con el que se pueden diseñar objetos, pero que a la vez resulta un material impenetrable y duradero, se requería una gran capacidad tecnológica. En el estudio se explica cómo los humanos de la cultura netofita del arroyo de Ein Guev eligieron deliberadamente piedra caliza, que quemaban durante horas a temperaturas superiores a los 700 grados centígrados, para producir cal viva. Después agregaban agua y tierra al material para conseguir una pasta blanda, con la que creaban una capa dura y duradera que cubría las tumbas del lugar.
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Fotos de cal en el microscopio
Fotos de cal en el microscopio
Fotos de cal en el microscopio
(Universidad Hebrea de Jerusalem)
Según los investigadores, las características microscópicas y químicas del yeso a base de cal que había en el arroyo de Ein Guev reflejan un importante avance tecnológico que demuestra la capacidad de producir yeso de mucha calidad, lo que no se conocía antes del período neolítico.
Prizam, que analizó el yeso, explicó que “a diferencia de la tecnología utilizada para la fabricación de herramientas cincelando la piedra y cambiando su forma, al tiempo que preservaban las características de la roca de la que partían, para producir yeso de cal hay que quemar la roca a temperaturas especialmente altas, y de hecho convertirla en un nuevo material con nuevas características. Este tipo de antigua alquimia supone un pilar importante en el desarrollo evolutivo de la tecnología humana, que llevó miles de años después a fabricar piezas de cerámica y a procesar metales”.
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Uno de los esqueletos descubiertos en el lugar
Uno de los esqueletos descubiertos en el lugar
Uno de los esqueletos descubiertos en el lugar
(Universidad Hebrea de Jerusalem)
Basados en la extensión de la capa de yeso ya descubierta, los investigadores llegaron a la conclusión de que la producción de yeso requería la colaboración de la comunidad, porque había que traer grandes cantidades de piedra caliza para usar como materia prima, así como grandes cantidades de material de combustión, con el que alcanzaban temperaturas tan altas como las mencionadas. Al respecto, Grossman sostuvo que “el cementerio se encontraba en una estructura monumental, que sin duda fue un lugar importante para los miembros de la cultura netofita tardía. Los entierros en el lugar, que incluían como elemento nuevo el yeso especial que cubría las tumbas, quedó grabada en la memoria social del grupo, dado que vemos que después se agregaron más tumbas en hoyos que se excavaban en la capa de yeso”.
Los investigadores piensan que las ceremonias funerarias en el arroyo de Ein Guev constituían un evento importante para la comunidad. Lo que se ha descubierto allí se suma a otros hallazgos de la época netofita, que apuntan al desarrollo de complejas prácticas funerarias, que a su vez reflejan una complejidad social y una impresionante tradición grupal. El nuevo estudio sugiere que, más allá de sus repercusiones sociales y espirituales, el desarrollo de prácticas funerarias desempeñaba un papel importante como impulso de innovación tecnológica, y es posible que fueran las chispas que encendieron las revoluciones tecnológicas y sociales que florecieron en el período neolítico.
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