A principios de los años 80, David Ben-Uziel (75), conocido como "Tarzán", llevaba a cabo misiones como miembro del Mossad en el norte de Sudán, que luego se convertiría en la República de Sudán, país que actualmente comenzó a recibir reconocimiento tras el anuncio de la normalización de las relaciones con Israel. "No estoy seguro de que se alegren de verme", declaró Ben-Uzielxa Ynet.
Ben-Uziel obtuvo la mayor parte de su gloria en la región del Estado de Sudán del Sur. El exagente israelí contó cómo fue que llegó a ser conocido como el "fundador de Sudán del Sur", el mismo país que en 2011 estableció relaciones diplomáticas con Israel, dos años después de declarar la independencia. Según Ben-Uziel, "llegué allí en el 1969 con una pequeña delegación del Mossad para tener una idea de lo que era Sudán del Sur. Y nos preguntábamos ‘¿Estarán dispuestos a luchar si les damos armas? ¿Lucharán entre ellos con ese armamento?'".
“El norte musulmán, que era Jartum, pretendía escalar la violencia en el sur y llevar un millón y medio de habitantes allí para acabar con el problema llamado Sudán del Sur”, expresó. ¿Por qué el Estado de Israel envió un equipo? La idea era dirigirnos a países musulmanes, incluido Sudán del Sur. Los sursudaneses nos dijeron: 'Dennos armas para defendernos. Nosotros combatiremos al ejército del norte que está en el sur y no enviarán tropas para ayudar a los egipcios en el canal de Suez’”.
- Entonces, ¿tú fundaste con tus propias manos y casi desde cero el ejército rebelde, que finalmente llevó al establecimiento de Sudán del Sur?
- Con mucha modestia, sí, ellos mismos lo dicen. Yo fundé el ejército rebelde, pero lo que es importante para mí notar es la actitud que no fue colonialista, sino que fui con una actitud para demostrarles que ellos serían tratados de forma igualitaria, nosotros éramos parte de ellos y no estábamos por encima de su pueblo. Éramos blancos que llegábamos con un enfoque igualitario y humano.
“Además, a diferencia de otros países, no sólo llevamos armas, también llevamos medicinas. Había médicos en cada delegación, vacunas para bebés, todo el enfoque era completamente diferente. Así es como se creó una relación de confianza con ellos. Me dijeron que la moral que se desarrollaba entre nosotros les daba voluntad de hacer lo que era necesario hacer”, agregó Ben-Uziel.
Ben-Uziel llegó a la región norte desde principios hasta mediados de la década de 1980 como parte de los esfuerzos para llevar judíos etíopes a Israel. “Estábamos entrando a un país enemigo", dijo. Y añadió: “No se trataba de una redada nocturna solamente. Debía vivir allí, estar en el terreno y prestar atención a lo que decía; cada oración mal expresada podía despertar sospechas”.
"En esas situaciones tienes que comportarte con naturalidad, ya que no eres realmente quien dices ser”, explicó. “Esta es la historia; vivir en un país enemigo, pero llevar a cabo y realizar operaciones en ese mismo país. Debíamos realizar misiones en un gran desierto del que los judíos debían ser rescatados y llevados ilegalmente a través de los puestos de control de la policía sudanesa, a través de guardias de seguridad desplegados en la carretera".
"Uno de los percances de los que salimos airosos milagrosamente"
Sobre una de las operaciones que vivió en suelo de Sudán del Norte, Ben-Uziel contó: "Debíamos reunirnos con unas personas, que no fueron al encuentro y por eso regresamos a Jartum. Algunos de los autos atravesaron el puesto de control, los sudaneses pusieron barriles colocados para evitar que el vehículo pasara, y simplemente atravesaron el puesto. Yo viajaba detrás de ellos. Cuando llegué al puesto de control, había decenas de soldados sudaneses con rifles y el dedo en el gatillo. Digamos que no fue una situación muy placentera”.
"Era importante conocer la mentalidad del lugar, cómo pensaba y cómo se comportaba la gente. Sabía qué no hacer. Después de una hora y media que no pasaba nada, pregunté '¿puedo continuar?', y me contestaron 'sí'. Pero la batería estaba baja y el motor no arrancó. Estábamos en sus manos. Teníamos luces para aviones, si subían a chequear lo que teníamos, ¿qué les iba a decir? No nos hubiéramos ido jamás de allí. Le pregunté a uno de mis hombres si tenía un cable para cargar la batería, pero no lo tenía. Al final logramos arrancar y salir de esa situación. Fue en la frontera. Estábamos con la cuerda alrededor del cuello; fue una de las fallas de las que salimos airosos milagrosamente", recordó.
- ¿Cómo fue que recibiste el apodo de “Tarzán”?
- Fue hace 71 años, cuando salvé a un amigo de morir ahogado. Realmente impresionó a los que estaban alrededor y dijeron que solo en las películas de Tarzán se podían ver estas cosas, y desde entonces me dicen así.
- ¿Cuál es tu opinión sobre el anuncio de la normalización de las relaciones con Sudán?
- Lo digo de manera cínica: cuando gritas 100 años 'Allahu akbar', ¿es importante para el desarrollo de la economía o la industria? Cuando te dedicas al terrorismo, ¿qué aprendes? Entonces, finalmente, después de muchos, muchos años, te das cuenta de que no has aprendido nada y que hubieras podido desarrollarte antes. Estoy muy feliz de que este Sudán, en su ubicación geográfica, no sea un país enemigo.