Los jóvenes refugiados en sus lugares de entrenamiento.
Los jóvenes refugiados en sus lugares de entrenamiento.
Oz Mualem
Muhammad y Melake, los jóvenes refugiados que competirán en los próximos juegos olímpicos.

Un viaje desde el desierto a los Juegos de Tokio: historia de dos refugiados en Israel

Desde el miedo a ser asesinados en su país de origen, pasando por la sorpresa de llegar a Tel Aviv hasta el momento en que se enteraron que irían a los Juegos Olímpicos de Tokio como parte del equipo de refugiados: la milagrosa historia de Jamal Abdelmaji Issa Muhammad y Tachlowini Melake comienza con lágrimas y termina en optimismo.

Oren Aharoni - Adaptado por Adrián Olstein |
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El 23 de julio a las 20 horas (hora de Japón), más de 200 países marcharán con sus banderas en la inauguración del evento deportivo más grande del mundo en el Estadio Olímpico de Tokio. Al final de la marcha irá el más especial de los equipos, sin himno ni bandera propios, el equipo de refugiados, conformado por 29 atletas de una variedad de disciplinas. Atletas que un día tuvieron que dejar todo atrás y vagar por el mundo sin hogar.
Tokio verá por segunda vez participar al equipo de refugiados de los Juegos Olímpicos, después de su participación en los juegos de Rio de Janeiro en 2016. Y este año contará entre sus filas con dos atletas que viven en Israel. Se trata de Jamal Abdelmaji Issa Muhammad (27), proveniente de Sudán que competirá en la carrera de 5.000 metros planos y el maratonista Tachlowini Melake (23) de Eritrea.
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Muhammad y Melake, los jóvenes refugiados que competirán en los próximos juegos olímpicos.
Muhammad y Melake, los jóvenes refugiados que competirán en los próximos juegos olímpicos.
Muhammad y Melake, los jóvenes refugiados que competirán en los próximos juegos olímpicos.
(Oz Mualem)
Antes de su partida a Tokio, Ynet pudo conversar con ellos y conocerlos un poco más.
El truco de los zapatos
"Todavía me acuerdo del día que me fui. Fue el 29 de septiembre de 2010. No tenía ninguna duda de abandonar ese lugar en que los niños eran violados y asesinados”, recuerda Muhammad, un solicitante de asilo sudanés que huyó del genocidio en Darfur y llegó al país hace 11 años. "Cuando fui a despedirme de mi madre ella se largó a llorar, preocupada de que fuera a pasarme algo. Yo insistí y le dije que iba a estar bien”, cuenta.
Melake, que huyó de Eritrea hace siete años y logró entrar a Israel de forma clandestina a través del desierto del Sinaí, afirma: "La situación en Eritrea era aterradora. La gente hoy en día se ataca en las calles, hay violaciones, asesinatos. Lo conversé con mis padres y con amigos y a los 16 años emprendí el éxodo”.
- ¿Qué situaciones tuvieron que atravesar?
- Muhammad: Tuve que falsear mi edad para sacar el pasaporte y poder viajar a Egipto. Me puse en contacto con beduinos que nos llevaron hasta el otro lado de la frontera. En el camino, el vehículo se quedó atascado en la arena porque iba cargado con 30 personas. Si dices una palabra de más, una persona con un cuchillo te calla. Cavaba pozos en la tierra para esconder agua y en medio de la noche me levantaba y tomaba yo y le convidaba a mis amigos. Estuve en un centro de refugiados durante casi un mes. Cuando llegué hasta la estación de omnibus de Tel Aviv me quedé en la plaza de en frente sin saber qué hacer. Si me quedaba en Sudán hubiese terminado asesinado como mi padre.
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Tachlowini Melake (izq.) y Jamal Abdelmaji Issa Muhammad.
Tachlowini Melake (izq.) y Jamal Abdelmaji Issa Muhammad.
Tachlowini Melake (izq.) y Jamal Abdelmaji Issa Muhammad.
(Oz Mualem)
- Melake: Me da mucho miedo pensar qué hubiera pasado si no me escapaba. Eritrea es un lugar muy peligroso. Hay una organización que dirige el país y hace lo que quiere. Probablemente hubiese terminado en el ejército trabajando para ellos, pero no tengo corazón para hacer esas cosas. Primero viajamos hasta Etiopía y de allí a Sudán, donde nos esperaba un grupo de beduinos. Nos decían que pedían cierta cantidad de dinero por persona, y al que no lo tiene, termina mal. También de allí me escapé. De alguna forma logramos llegar hasta el desierto del Sinaí y conocimos a otros beduinos. El viaje en el desierto fue difícil, caminamos sin parar. Mi papá me enseñó una vez un truco: cuando te quitas los zapatos, debes colocarlos en la dirección en que debes caminar al día siguiente. De esa manera, cuando te despiertes sabrás para donde ir.
- ¿Cómo fue su situación en Israel como refugiados?
- Muhammad: Al principio trabajé en obras en construcción. Cuando comencé a correr, dejé ese trabajo y empecé a trabajar como limpiador en la playa de Herzliya. Todavía no me siento israelí. Aunque me comporto como tal, y me salteo las colas, no es lo mismo.
- Melake: Afortunadamente, soy un joven bendecido. Siempre me recibieron con calidez. Del centro de refugiados cercano a la frontera con Egipto me trasladaron a una instalación para jóvenes y luego a otra. Había computadoras, comedor y las condiciones eran buenas. Incluso me dieron un lugar donde poder entrenar. Refugiado no es una palabra despectiva, es una persona que vino de un lugar que no era bueno para él. Sí, soy un refugiado y eso significa vivir en la incertidumbre. Ahora soy un atleta profesional y no puedo proyectarme a futuro, ni puedo ir al campo de entrenamiento, no puedo viajar a competencias. Pero también hay un lado positivo, mi familia adoptiva. Tengo padre, madre y hermanos. Cuento con ellos en todo lo que necesito”.
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Melake: "Representamos a 80 millones de refugiados en todo el mundo".
Melake: "Representamos a 80 millones de refugiados en todo el mundo".
Melake: "Representamos a 80 millones de refugiados en todo el mundo".
(Oz Mualem)
"Escucharon que me gustaba correr”
En marzo de 2016, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), anunció la conformación del primer equipo de refugiados para participar en los Juegos de Río. La razón principal estaba en el incremento de la crisis de refugiados en Europa. Diez atletas fueron seleccionados en ese momento y aparecieron bajo la bandera olímpica.
Un año después, el COI anunció que otorgaría 55 becas a atletas de todo el mundo, siempre que cumplan con los criterios de capacidad, circunstancias personales y reconocimiento como refugiado por las Naciones Unidas.
En Israel, Rotem Gnoser, director del Club Hasimta de Tel Aviv, que reúne a los solicitantes de asilo, fue designado a cargo del proyecto para encontrar atletas que pudieran participar del equipo. Gnoser fue quien recomendó a Muhammad y a Melake.
Hace aproximadamente un mes, Melake y Muhammad recibieron el mensaje que habían estado esperando durante tanto tiempo: viajarán a Tokio como parte del equipo de refugiados. El sueño se hizo realidad.
- ¿Cómo empezaron a correr?
- Muhammad: Por casualidad, un día estaba jugando al fútbol con unos amigos en el barrio y un chico me vio y me dijo si no quería pasarme a atletismo en el Club Hasimta. La verdad es que iba a ser mejor corriendo que jugando al fútbol. Y ​​así fue que empecé a entrenar y me encanta correr.
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Melake (der.) en acción.
Melake (der.) en acción.
Melake (der.) en acción.
(Daniel Kimchi)
- Melake: Después de mi primer año en Israel, el personal de la ONU estaba buscando atletas y llegaron hasta mi. Escucharon que me gustaba correr. Al principio me llevaron a un internado en Hadera y allí conocí a Paloro Almaio, que se convirtió en mi entrenador y me trasladó a la Villa Olímpica Juvenil de Hadassah, donde me dieron todo lo que necesitaba para entrenar.
- Luego llegó la noticia del viaje a Tokio, ¿Qué les pasó con eso?
- Muhammad: Cuando recibí el mensaje, fue uno de los mejores momentos de mi vida. Grité en la habitación. Es un sueño hecho realidad. Estoy orgulloso de estar en el equipo de refugiados y hoy todo mi tiempo está dedicado a prepararme para los Juegos Olímpicos. El dinero que recibo de la beca me ayuda para eso.
- Melake: Fue muy emocionante. Vamos a representar a más de 80 millones de refugiados en todo el mundo. Me da esperanza y es un gran honor.
- ¿Cuál es su próximo sueño?
- Muhammad: Espero llegar a la final de los Juegos Olímpicos. En última instancia, nuestro objetivo es ir, ganar y dar nuestro afecto a todos los refugiados del mundo que se encuentran en una situación difícil.
- Melake: Me gustaría representar a Israel, pero desafortunadamente no puedo porque no tengo la ciudadanía. Por el momento, me esfuerzo por llegar lo más lejos posible en la maratón de Tokio.
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