Entre empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores y funcionarios que son enviados transitoriamente al extranjero, a lo largo de los años se forjaron numerosas historias de amor.
Algunos destacan los beneficios de compartir la vocación con su pareja, otros aseguran que les hubiera resultado difícil formar una familia inmersos en un estilo de vida con tantos viajes, y también están quienes expresan las dificultades de desprenderse de la rutina laboral cuando llegan a sus hogares.
Gali Baram (50) es la cónsul general de Israel en Toronto, Nissan Amador (54) es el vicecónsul general, y juntos ya recorrieron varios continentes: "Ya habíamos trabajado juntos en Moscú, El Cairo y Washington", contó Baram sobre una historia que comenzó en 1994 durante el curso de cadetes del ministerio, aunque a nivel amoroso se inició durante la misión en Rusia.
"Más que una carrera es un estilo de vida, y es importante que exista una comprensión mutua sobre esta elección y los desafíos personales y profesionales que implica", aseguró Gali, aunque también destacó como aspecto negativo que en su pareja "no existe separación entre el hogar y el trabajo, a veces nos recordamos cuestiones laborales en medio de la noche".
Idit Rosenzweig Abu (41) trabaja en el área de Derechos Humanos del ministerio y Jonathan Rosenzweig (41) se encarga de relaciones con Argentina, Uruguay y Paraguay. Se conocieron mientras trabajaban juntos en Bruselas y tienen tres hijos. "Cuando uno regresa a casa, así haya sido un día bueno o malo, es más fácil compartir las experiencias laborales con la pareja", destacó Idit. Pero Jonathan, aunque sin resignar su sentido del humor, se concentró en lo negativo: "A veces pasamos todo un fin de semana discutiendo sobre la ONU."
Otro rasgo característico de este tipo de parejas es que a veces, debido a sus rumbos profesionales, deben sostener relaciones a distancia. Ese es el caso de Michal Philosoph (38), asesora israelí en el Parlamento Europeo; y Emanuel Nachshon (58), embajador israelí en Bélgica y Luxemburgo. Hoy viven juntos en Bruselas, pero cuando se conocieron ella trabajaba en París y él en Jerusalem. Por eso los inicios no fueron fáciles, pero hoy recolectan los frutos: "Mantuvimos una relación a distancia durante casi dos años, pero ahora compartimos una vida inclusive desde lo profesional, es una experiencia muy enriquecedora", asegura él.
Ronit (50) y Ethan (53) Ben Dor están casados desde hace 30 años y sus tres hijos ya son adultos. Desde esa experiencia, y tras un recorrido que incluyó residencias temporales en Francia y el Reino Unido, aprendieron a conciliar los intereses laborales con los de la pareja. "La carrera de uno depende también del otro, así que tratamos de hablar de la manera más abierta y libre posible para establecer prioridades en conjunto", aseguraron a través de una respuesta tan compartida como sus decisiones de vida.
Para Delphine (45) y Yaron Gamburg (47), ambos diplomáticos en París, la ventaja de trabajar juntos es que "los dos entendemos qué implica trabajar en el extranjero". Liron Zaslansky (41) y Ohad Khorsandi (38) comparten esa visión y agregan que "en un proyecto compartido de estas características ninguno está obligado a renunciar a su carrera".