Las lesiones forman parte de la vida cotidiana de los deportistas que se dedican a competir. Estas pueden detenerlos por algún tiempo, pero la vuelta a la rutina requiere una capacidad mental que a muchos les cuesta alcanzar.
Entonces ¿cómo se dan las cosas en la vida de una deportista joven, de sólo 14 años de edad, que tiene que afrontar una lesión y al mismo tiempo prepararse psicológica y físicamente para un campeonato mundial? Para responderlo, conocimos a Maya Uberman, de la ciudad de Kiriat Ono, quien es campeona israelí por quinto año consecutivo de gimnasia con aparatos.
Uberman representó a Israel en el campeonato mundial para jóvenes que tuvo lugar en Hungría recientemente. Allí terminó la etapa inicial y se apuntó una nueva victoria: su primer intento en una competencia internacional, que terminó con éxito.
Pero detrás de bambalinas, la joven Uberman tuvo una crisis que muchos deportistas tratan de evitar: una lesión durante los entrenamientos, que la inmovilizó. “Dos semanas después del campeonato en Israel, Maya se cayó mientras corría en un entrenamiento”, cuenta su madre, Mijal Uberman. “Se fracturó el codo, tuvieron que operarla y le colocaron un tornillo. Estuvo con yeso mucho tiempo, y perdió cuatro meses de entrenamiento. La vuelta a la rutina no fue fácil. Muchos deportistas que se encuentran en esa situación no consiguen superarlo, pero Maya estaba decidida, y trabajó muy duro para llegar preparada a la competencia”.
Quienes superan este tipo de crisis pertenecen a la raza de deportistas destinados a conquistar cimas. Esto se debe a que el aspecto mental es muy importante para ser campeona. “He tenido bastantes lesiones, y me di cuenta que eso forma parte del deporte”, explica Maya. “Es muy difícil, pero hay que saber levantarse y seguir adelante, aunque haya días peores o competiciones con malos resultados. En todas las épocas difíciles, supe que el tiempo hace lo suyo y que yo volvería a ser la de antes”.
La fortaleza mental se manifiesta no sólo a la hora de afrontar lesiones y crisis pasajeras, sino en la intensa rutina diaria que requieren deportistas jóvenes de su nivel. “Me levanto todos los días a la ocho y media de la mañana, y entreno seis días a la semana. Los entrenamientos son temprano por la mañana, y duran entre tres y cinco horas”, cuenta.
“Me entreno por las mañanas debido a las condiciones impuestas por las asociaciones de profesionales. Eso quiere decir que tengo que empezar mi día muy centrada para obtener lo mejor de cada entrenamiento. Después del entrenamiento, me voy a casa y me dedico a terminar los deberes y a estudiar para los exámenes. Al colegio voy solamente dos veces por semana debido a los entrenamientos, pero me encargo de hacer todo lo necesario y de no estar atrasada respecto al resto de los alumnos”, agrega.
Para ella, la gimnasia no es un pasatiempo pasajero, sino una forma de vida para la cual moviliza todas sus fuerzas físicas y psicológicas. Y lo hace junto con un equipo profesional que la acompaña, y con su familia, que le brinda un enorme apoyo. “Una de las cosas más difíciles en deporte es tener una alimentación y un estilo de vida saludables”, explica. “Yo me obligo a mí misma a dormir las horas necesarias, a comer sano y a determinadas horas, y a hacer todo lo necesario con vistas a los entrenamientos. Todo eso forma una parte importante de lo que significa ser deportista”.
Uberman llegó a la especialidad de gimnasia con aparatos a una edad muy temprana: cuando tenía sólo cuatro años. Como muchos deportistas destacados, comenzó en un club que había cerca de su casa en Kiriat Ono, y muy pronto se vio que tenía un talento excepcional y la pasaron a la categoría de competiciones.
“Cuando tenía cinco años viajaba a entrenarme a la localidad de Hadar Iosef con niñas mayores que yo, y a la edad de seis años y medio me di cuenta que no se trataba de un pasatiempo: que la gimnasia con aparatos es lo que quiero hacer en la vida. Mi entrenadora se fue a la asociación de la ciudad de Petaj-Tikva, y decidí seguirla”, relata.
La gimnasia artística con aparatos es una especialidad deportiva muy popular en los Juegos Olímpicos, junto con la natación y el atletismo. Las gimnastas compiten en cuatro aparatos: una mesa de saltos, barras paralelas, viga y suelo. Es una rama del deporte que requiere una combinación de grandes capacidades físicas como fuerza, flexibilidad y coordinación, junto con habilidades mentales de concentración y creatividad.
“Con los años, he aprendido a lidiar con la presión de las competiciones, y a prepararme psicológicamente para ellas. Por ejemplo, antes de los ejercicios de la viga, en los que es muy fácil caer, me paro frente a la pared, cierro los ojos, hablo conmigo misma y me imagino que la jueza es mi entrenadora que está frente a mí y me explica cómo hacer el ejercicio. Es una visualización que me tranquiliza”.
Como en el caso de una estrella de cine, también detrás de una deportista destacada hay un séquito que le brinda apoyo y aliento las 24 horas del día. En el caso de Uberman, esto se traduce en dos entrenadores personales, que la acompañan desde que tenía cuatro años, y una familia que se encarga de hacer todo lo necesario para que ella pueda cumplir su sueño.
“Criar a una niña deportista supone un orden del día familiar que depende mucho de ella y gira en torno a ella”, comenta la madre. “Por ello, tenemos muy en cuenta que hemos de dormir las horas suficientes, y que la casa esté muy silenciosa y tranquila por la noche. Insistimos en comer sano y en evitar que entren en casa tonterías. Si puedo darles un consejo a los padres acerca de cómo crear una campeona, el secreto es la cooperación entre el equipo profesional y los padres. Es importante dejar que los entrenadores decidan en lo profesional y no interferir, y en casa apoyarla al máximo. Es decir, ayudarla a afrontar un reparto apropiado de los tiempos, preparar la comida a tiempo y llevarla en coche a los entrenamientos. A mi modo de ver, es imposible empujar a una niña a la excelencia en una profesión en la que hay que entrenarse durante cinco horas al día. Eso tiene que venir de ella. Como padres, lo que hay que hacer es darle mucho apoyo”.
Uberman, que pasa la mayor parte de las horas del día junto a la viga, las barreras paralelas y la mesa de saltos, tiene que sacrificar mucho en aras del objetivo. “No tengo mucha vida social”, reconoce. “En mis horas libres, trato de reunirme con amigos, y los días que voy al colegio me resulta importante trabajar para superar las brechas. De momento, siento que la gimnasia es lo más importante de mi vida, y que quiero dedicarme a ello en el futuro. Aunque no siempre es fácil con los estudios o con los amigos, sé que al final valdrá la pena”.
First published: 20:15, 28.10.19