El equipo de rescate integrado por cuatro personas de la Unidad Nacional de Lucha contra el Terrorismo llevó a cabo una misión en secreto, evitando ser detectados mientras avanzaban hacia su objetivo. Al amparo de la oscuridad de una fatídica noche de domingo en Rafah, una ciudad repleta de más de un millón de gazatíes desplazados, navegaron por estrechos callejones y patios aislados, en silencio y con la ayuda de unos prismáticos de visión nocturna.
Su destino: La casa donde Fernando Marman, de 61 años, y Louis Har, de 70, permanecían cautivos. Esta operación se desarrolló como una escena sacada directamente de un thriller de acción, que recuerda mucho al tipo de operación que cabría esperar de los Navy Seals estadounidenses o del SAS británico.
Durante una conversación con dos de los cuatro combatientes, surgieron detalles intrigantes sobre los extensos preparativos que duraron semanas. Hablaron de las órdenes iniciales, de los cambios posteriores de última hora y del momento crítico en que recibieron la luz verde definitiva aquel domingo.
Y., subcomandante de pelotón de la unidad y miembro del equipo de asalto que participó en la toma de rehenes, expresó su incertidumbre sobre la posibilidad de regresar sano y salvo de la operación.
"El nivel de riesgo era increíblemente alto, hasta el punto de que me dije a mí mismo: 'Hay muchas posibilidades de que vuelvas herido, si no peor'", contó.
A., que fue el primero en entrar en la casa volando la puerta con una bomba, relató vívidamente el intenso momento en que se enfrentó a dos terroristas que custodiaban a los rehenes. Con precisión, neutralizó rápidamente la amenaza efectuando dos disparos.
Y. y A. fueron los primeros en llegar hasta los argentinos Marman y Har, guiándolos rápidamente hasta el balcón, donde los protegieron con sus propios cuerpos, proporcionándoles un escudo crucial contra la lluvia de disparos dirigidos contra la casa.
Varias horas después de su regreso a Israel y del anuncio de las FDI del éxito de la operación de rescate, Y. envió un mensaje a su esposa celebrando su logro, diciendo: "Acabamos de terminar no hace mucho, ¡los hemos traído a casa!", ella respondió: "¡Son campeones! ¿Cómo estás?" y, en respuesta, él se limitó a decir: "Cansado", acompañado de un emoji de corazón.
Cuando le preguntaron si había compartido los detalles de los preparativos de la operación con su mujer, teniendo en cuenta el carácter secreto de la misión, sonrió y dijo: "Ella no lo sabía, pero no nació ayer. La noche anterior me sorprendió en la cama consultando la previsión meteorológica para Rafah".