Parvis, un niño de tres años nacido en Samarcanda, Uzbekistán, es el tercero de cuatro hermanos. Hace tres meses, durante una revisión médica rutinaria, le diagnosticaron un defecto cardíaco. En un hospital más grande de su país le hicieron pruebas exhaustivas y le diagnosticaron una cardiopatía llamada canal auriculoventricular parcial.
Sus padres, que no entendían cómo se encontraban de repente en semejante aprieto médico, empezaron a buscar un lugar donde Parvis pudiera recibir tratamiento. "Nunca olvidaré el momento en que me informaron de la cardiopatía de Parvis", cuenta entre lágrimas su madre, Nigina.
Pero entonces llegaron noticias tranquilizadoras desde Israel, donde la tía de Parvis trabaja como cuidadora de ancianos en Holón. Con la ayuda de la familia de su tía comenzó la búsqueda, que condujo a la familia del niño a la organización "Save a Child's Heart", organización humanitaria israelí dedicada a salvar la vida de niños con cardiopatías de países donde el acceso a la atención cardiológica pediátrica es limitado o inexistente.
Después de que el personal médico examinara los resultados, se decidió que Parvis podía ser tratado en Israel, y se iniciaron los preparativos para que él y su madre fueran trasladados al país. Hace dos semanas, Parvis fue operado a corazón abierto en el Centro Médico Wolfson.
"La vida en Uzbekistán es difícil", explica su madre, "trabajo muy duro y cuido de mis hijos y mis suegros, que viven con nosotros en nuestra casa. Estoy agradecida por la oportunidad que nos dieron de traer a Parvis a Israel y salvarle la vida", agrega.
A Parvis le diagnosticaron una cardiopatía congénita que incluía un defecto septal y una importante fuga en la válvula mitral, que provocó una separación incompleta entre las cavidades derecha e izquierda del corazón, y ambos ventrículos no se desarrollaron completamente.
"Durante la intervención, reparamos ambos ventrículos y creamos una separación completa entre el lado derecho y el izquierdo, lo que permitió al corazón funcionar correctamente como un corazón normal", contó el Dr. Hagi Dekel, director del Departamento de Cirugía Cardiaca de Wolfson.
Alina Shutikhin, enfermera pediátrica de Wolfson, es uno de los miembros del equipo que atendió diligentemente a Parvis. Para sorpresa de la familia, Shutikhin, junto con otros miembros del personal, también es originaria de Uzbekistán, lo que facilitó la comunicación entre el personal y la familia.
"Llegué a este país con 16 años y llevo 10 como enfermera", cuenta Shutikhin. "Es muy emotivo ver a niños del país donde nací, y ya he visto a muchos de ellos a través de las actividades de la organización Save a Child's Heart".
"Cuando me enteré de que Parvis era de Uzbekistán, me acerqué a su madre y empecé a hablar con ella. Resultó que eran de la misma ciudad donde yo crecí. Es sin duda una sensación de conexión, que me produce una agradable sensación tanto a mí, como cuidadora, como a los padres, que llegan a un país extranjero sintiéndose los más abrumados y preocupados por el estado de salud de su hijo pequeño. Me dijo que en Israel se siente como en casa, y cada vez que me ve por la sala, tiene una gran sonrisa en la cara. Hay otros miembros del equipo que hablan ruso, lo que sin duda es una gran ventaja y nos llega al corazón", sostiene Shutikhin.
Parvis se recupera actualmente en el hogar infantil de la ONG junto con niños de otros países. Le gusta jugar con ellos y, a pesar de no hablar el mismo idioma, está contento de estar en su compañía.
En los próximos días, el equipo médico decidirá si está listo para volver a casa, a Uzbekistán, y continuar su vida como un niño sano.