Se espera que el Comité de Helsinki, que tiene la tarea de supervisar los ensayos médicos en humanos en Israel, presente una evaluación al Ministerio de Salud en la que se determina que la campaña de vacunación que Israel está liderando junto con la farmacéutica Pfizer para combatir el Covid-19 es esencialmente un ensayo clínico –un nombre en clave para denominar la experimentación humana– y que, como tal, debería haber recibido la aprobación explícita de ese comité. Según una fuente consultada en off por Calcalist,, la evaluación ya ha sido redactada y está programada para ser enviada al director general del ministerio.
“Basándome en mi lectura del contrato firmado entre Israel y Pfizer, está inequívocamente claro que lo que se está llevando a cabo es un ensayo clínico para todos los efectos y, como tal, requiere la aprobación del Comité de Helsinki”, señaló la fuente. “No hay nada de malo en realizar ensayos clínicos, por el contrario, pero dichos ensayos exigen la aprobación del comité y, por supuesto, el consentimiento de las personas en las que se está llevando a cabo el experimento junto con el derecho a optar por no participar. Estos son temas muy básicos”, agregó.
El Ministerio de Salud de Israel publicó el domingo una copia redactada de un contrato de 14 páginas que firmó con la farmacéutica Pfizer para el intercambio de datos médicos públicos a cambio del rápido suministro de vacunas Covid-19. El acuerdo fue criticado por activistas de derechos de privacidad que afirmaban que Israel estaba compartiendo información médica personal sin obtener el permiso del participante. El acuerdo estipula que solo se compartirán los datos disponibles públicamente y no anonimizados.
El profesor Eytan Friedman, presidente del Comité de Helsinki, se negó a comentar sobre el asunto y dijo a Calcalist que el comité transmitiría su posición de manera ordenada y no a través de los medios de comunicación. Dado que el comité es un organismo legal, el significado práctico de la evaluación es que el ensayo en humanos que Pfizer está llevando a cabo actualmente en Israel es ilegal.
“Quien diga que esto no es un proyecto de investigación simplemente miente. Es el experimento más grande en humanos del siglo XXI. Israel se está convirtiendo en el campo de pruebas del mundo. Puede ser algo altruista, pero se debería haber informado a los ciudadanos de Israel”, señaló la doctora Tehilla Shwartz Altshuler, miembro del Instituto Israelí para la Democracia, que apoya la posición del comité.
“La cláusula 2.1 del contrato, que dice que el objetivo del proyecto es 'medir y analizar los datos epidemiológicos que surgen del lanzamiento del producto para determinar si se logra la inmunidad colectiva después de alcanzar un cierto porcentaje de cobertura de vacunación en Israel', es una declaración de tesis clara . Decir que esto no constituye investigación es mentira. La palabra 'datos' se repite una y otra vez en cláusulas posteriores, con la idea de que se trata de datos que se pueden aprender más allá de simplemente trasladarlos al expediente médico del paciente que trató. Esta es una colaboración de investigación y por esa razón también tiene una cláusula de 'Principios de Colaboración'”, añadió.
Shwartz Altshuler, quien también es analista legal, explicó además que “la cláusula 4 del contrato, al igual que todos los acuerdos de investigación médica, hacen referencias a 'Términos y rescisiones' que incluyen procedimientos de seguridad. Esto sólo refuerza el hecho de que estamos ante un proyecto de investigación. La cláusula 4.2.3, por ejemplo, dice que cualquiera de las partes puede rescindir el acuerdo si alguna de las partes determina que es científicamente inútil".
También señala la cláusula 8.4 del acuerdo que establece que "Pfizer tendrá derecho a utilizar los datos del proyecto con fines de investigación y desarrollo, para presentarlos a las autoridades competentes, publicaciones científicas y otros fines comerciales legítimos".