Este martes, la jefa de Salud Pública del Ministerio de Salud de Israel, la Dra. Sharon Alroy-Preis, confirmó que la nueva variante del COVID-19 detectada en África, denominada por la Organización Mundial de la Salud como Ómicron, cuenta con más de 15 mutaciones y que en Sudáfrica está provocando que los casos se multipliquen cada tres días.
En declaraciones al Comité de Defensa y Asuntos Exteriores de la Knesset, la funcionaria advirtió que esta cepa podría ser más contagiosa que todas las ya conocidas: "El aumento de 200 a 2000 casos (...) observado en Sudáfrica en los últimos 10 días significa que la carga de contagios se multiplica cada tres días, lo que indica que un portador infecta a muchos otros, algunos vacunados y otros no".
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Dra. Sharon Alroy-Preis, jefa de Salud Pública del Ministerio de Salud de Israel.
(Shmulik Grossman/Knesset)
Sin embargo, Sharon Alroy-Preis deslizó que, hasta el momento, se cree que las vacunas existentes son capaces de prevenir una gran cantidad de hospitalizaciones y muertes provocadas por la variante Ómicron. "Nuestra información es que las personas vacunadas no sufren síntomas significativos y sólo sufren una enfermedad leve, pero estos son solo datos preliminares", declaró.
"La abundancia de mutaciones hace que este sea un evento inusual, y el uso del monitoreo Shin Bet es una de las herramientas disponibles que tienen las autoridades para cortar las cadenas de contagio", dijo Alroy-Preis sobre los mecanismos de control de la pandemia disponibles para el Estado de Israel.
Según la funcionaria, la investigación epidemiológica de los dos portadores confirmados de Ómicron en Israel reveló que otras 42 personas podrían haber estado expuestas a la nueva variante, además de las 186 detectadas anteriormente.
"Se están haciendo preguntas intensivas, pero la gente tiene una memoria limitada de los posibles contactos realizados. Por ejemplo, el primer transportista que fue confirmado dio información incorrecta sobre el autobús que usó para llegar a Eilat", explicó.
Ante esta situación, Israel se convirtió el sábado en el primer país del mundo en cerrar completamente sus fronteras a todos los turistas extranjeros después de que el Gabinete del Coronavirus aprobara una serie de medidas en un esfuerzo por contener la variante Ómicron.
