Gidi Stein, cofundador y director ejecutivo de MedAware.
Gidi Stein, cofundador y director ejecutivo de MedAware.
Gentileza
Gidi Stein, cofundador y director ejecutivo de MedAware.

Tecnología israelí, al servicio de evitar errores médicos a la hora de recetar

"Es imposible pensar que los médicos puedan recetar sin una red de seguridad, sin algún tipo de control", señalan dos médicos especialistas que trabajan para evitar que estos errores puedan afectar a los pacientes.

CTech - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Los médicos pueden cometer errores simples, como todas las demás personas. Por eso el doctor Gidi Stein tiene la misión de ayudar a evitar que estos errores afecten a los pacientes. Después de escuchar sobre un niño que murió porque su médico, accidentalmente, hizo clic en el medicamento equivocado en un menú, Stein supo que tenía que dejar la carrera académica en la que estaba y volver a sumergirse en la escena de las startups para brindar una solución.
Ahora es cofundador y director ejecutivo de MedAware, que creó una red de seguridad similar a un corrector ortográfico médico. Si el sistema detecta un posible error tipográfico o peligro en una receta, alerta al médico para que vuelva a revisar. Stein comparte que MedAware también realiza un seguimiento de los cambios en la salud del paciente. Él prevé que esta tecnología se expandirá para brindar a los médicos una variedad de información justo cuando la necesiten.
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Gidi Stein, cofundador y director ejecutivo de MedAware.
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Gidi Stein, cofundador y director ejecutivo de MedAware.
(Gentileza)
–Háblemos del tema a que se dedicado en los últimos años...
–Comencé como ingeniero de software. Fui cofundador de varias startups fallidas a principios de los 90. Prometí no volver a hacerlo nunca más. Yo era uno de los estudiantes de medicina más antiguos de la Universidad de Tel Aviv. Luego me especialicé en medicina interna y tuve funciones ejecutivas en un hospital. Hice un doctorado y fui profesor asociado. La vida era buena. Pensaba que definitivamente no volvería al mundo de las startups.
Pero para Stein eso cambió hace unos años, cuando en Israel un niño de 9 años murió simplemente porque su médico hizo clic en la entrada incorrecta en el menú desplegable de medicamentos. Quería recetarle al niño Singulair, que es un medicamento para el asma, pero hizo clic en la siguiente entrada, Sintrom, un anticoagulante muy potente. El niño se cayó de su bicicleta una semana después y murió de hemorragia intracraneal.
"Cuando me enteré de esto, pensé: 'Me podría pasar a mí como prescriptor o a uno de mis hijos. Deberíamos hacer algo al respecto'. No fue un mal juicio del médico. Fue un error tipográfico. Fue lo suficientemente fuerte como para alejarme de mi camino para dirigir un departamento y tomar otro camino para resolver este problema", añadió el especialista.
–¿Qué se preguntó como emprendedor cuando leyó esa noticia?
–En el momento en que me enteré del problema, ya sabía cómo iba a resolverlo. Los emprendedores suelen ser demasiado optimistas. Hay una frase en hebreo: "Somos idiotas pero optimistas". Ya lo vi funcionando. Estaba seguro de que podríamos solucionarlo y todo sería maravilloso.
–¿Cuál es la solución que propone?
–La esencia detrás de la solución es hacer que nuestros datos clínicos sean accesibles y más inteligentes en la fuerza laboral. Estamos tomando todos los datos que ya se ingresaron en la base de datos y, al aplicar la maquinaria y los algoritmos adecuados, podemos identificar los riesgos individuales que los médicos no conocían. Tenemos muy pocas alertas por día, pero el 80% de lo que generamos tiene verdadera relevancia clínica. Esto es como el santo grial. Hacer una intervención que hiciera que el médico se detuviera y pensara: "Oye, ¿es un error tipográfico?"
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A la hora de recetar, los médicos pueden cometer errores, aun en la computadora.
A la hora de recetar, los médicos pueden cometer errores, aun en la computadora.
A la hora de recetar, los médicos pueden cometer errores, aun en la computadora.
(Foto de Francisco Venâncio en Unsplash)
Una de las cosas que enfatizamos es que no estamos emitiendo juicios. No les estamos diciendo a los médicos cómo trabajar o practicar, o cuál es la medicina adecuada. Sólo decimos: "Es posible que tenga un error tipográfico". O: "Puede que te olvides algo". No es un juicio clínico. Es un error humano. Somos un corrector ortográfico inteligente. Al aplicar estas metodologías, realmente podemos abordar una amplia gama de riesgos potenciales. Podemos monitorear a los pacientes incluso si la prescripción llegó semanas antes e identificar nuevas situaciones que están evolucionando y que podrían poner al paciente en riesgo.
–¿Cómo puede implementar esto con médicos, hospitales y pacientes?
–Somos una empresa israelí. Tenemos bastantes implementaciones en vivo aquí, que son muy exitosas. Cuando comenzamos a ingresar al mercado estadounidense, chocamos contra una pared de ladrillos. Luego, una empresa de dispositivos médicos se acercó a nosotros y nos dijo: "Tenemos el mismo problema con la fatiga de alerta con nuestros dispositivos. ¿Por qué no usamos su tecnología para tomar los datos del dispositivo médico y los registros médicos y hacer que estos dispositivos sean más inteligentes?" Firmamos una asociación estratégica muy grande. Va muy bien. Pero luego nos llevó a este pensamiento, tal vez éste sea el modelo adecuado para nosotros. En lugar de llamar a las puertas de cientos de hospitales, busquemos los socios estratégicos adecuados.
"No es un juicio clínico. Es un error humano. Somos un corrector ortográfico inteligente"
–¿Dónde ve a MedAware en unos años?
–A finales de los 80, tuve los primeros procesadores de texto. Luego estaba esta idea revolucionaria de un corrector ortográfico. ¿Por qué necesito esta cosa? Sé cómo se escribe. Ahora, ni siquiera puedo pensar en la vida sin un corrector ortográfico. Pienso lo mismo sobre MedAware. Es imposible pensar que los médicos puedan prescribir recetas sin una red de seguridad, sin algún tipo de control de seguridad. Es impensable. De cara al futuro, no sólo será la red de seguridad. Si podemos usar los datos que ya están en nuestros sistemas para facilitar el viaje y facilitar las decisiones, brindando a los médicos la información correcta en el momento adecuado para ayudarlo a tomar la mejor decisión, entonces esto será mi granito de arena. Al final del día, el valor clínico está en el consultorio del médico, en ese momento íntimo en el que el médico y su paciente están sentados juntos. Toda la tecnología es sólo una ayuda para asegurarse de que lo que surge de este momento sea realmente útil y definitivamente no dañino.
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